Los despachos han dado un paso más en su aproximación al mundo del legaltech y apuestan por la creación de sus propias estructuras para lanzar nuevos modelos de negocio jurídicos basados en la tecnología.
FinTech Legal Labs. Así se llama el programa intensivo de aceleración para start up que puso en marcha hace unos meses Ashurst. «El objetivo es permitir que las empresas del sector obtengan información sobre cuestiones legales que afectan a sus negocios, así como acceder a la red de clientes corporativos de la firma, entre los que se incluyen las instituciones financieras más importantes, inversores de diversos perfiles y potenciales socios», explican desde el bufete.
La apuesta por la tecnología en el sector legal hace que en la actualidad emprendedores y socios se crucen por los pasillos de los despachos. Esta escena, inimaginable hace apenas unos años, es posible gracias a las aceleradoras que están lanzando los principales actores de la industria legal.
Desde Dentons, que en 2015 fue uno de los bufetes pioneros creando Nextlaw Labs, hasta Legálitas, con su propio laboratorio para emprendedores, todas estas iniciativas no entienden de tamaño ni de tipología de despacho.
Auspiciados por sus propios clientes, que cada vez demandan soluciones más complejas vinculadas a la tecnología, las firmas legales quieren fichar casi desde el momento en el que nacen a las start up más interesantes de su sector. Por eso, ahora, además de competir por ofrecer el mejor asesoramiento, lo hacen por atraer a las mejores ideas.
Despachos internacionales como Allen & Overy, bufetes españoles como Cuatrecasas o firmas de servicios profesionales como PwC dedican una parte de su capital -o se asocian con fondos de inversión- para crear sus propias aceleradoras. «Buscan tener un contacto más directo y hasta cierto control sobre el proceso de innovación y el producto final», señala Rodrigo García, consejero delegado de Finnovating.
Entre las razones por las que cada vez se ponen en marcha más aceleradoras legales, destaca la de proporcionar un servicio mejor y más barato al cliente. Esto responde a la creciente presión sobre las tarifas, lo que hace que, para los despachos, sea fundamental trabajar de manera más eficiente y rentable, lo que significa encontrar y utilizar el mejor soporte tecnológico del mercado.
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