Las ventas de vehículos se recuperan. Crecieron en agosto un 18% y en septiembre volvieron a aumentar un 6,3%, según los datos de Anfac, Faconauto y Ganvam. Difuminado el efecto que el año pasado disparó las ventas hasta septiembre –las prisas de marcas y concesionarios de sacarse de encima los vehículos que se quedaban fuera de la nueva normativa de emisiones, la denominada WLTP–, el sector automovilístico puede empezar a ver el vaso medio lleno. Solo medio lleno, porque en lo que va de año el número de matriculaciones continúa en negativo, con una caída del 6,9% y hay una parte de la demanda que sigue retenida, la de los particulares. Las previsiones para fin de año es cerrar en negativo.
Las empresas, tanto compañías con contratos de renting como las alquiladoras, aguantan como pueden (aumento del 0,5% la primera y caída del 2,4% la segunda). Pero los particulares tropiezan fuerte, lo que repercute en el sector: representan casi la mitad de los 1,31 millones de matriculaciones (48,9%) acumulados en los diez primeros meses del año. En octubre protagonizaron un descenso de las compras del 6,9% (el único canal en negativo) y ya acumulan en lo que va de año un 12,4% de contracción. El sector acusa de ese comportamiento de las dudas que generan los motores de combustión (gasolina y especialmente diésel) por las declaraciones reunidas en el último año por las administraciones.
Los vehículos diésel continúan sindo los peor parados en la actual situación, aunque en octubre se ha notado una abrupta desaceleración de la caída. Solo se vendieron un 4,3% menos que el mismo mes del año anterior. Pero si se analizan los datos de lo que va de año, los datos son más contundentes: reducción del 29,0%, que contrasta con el alza del 2,3% de los de gasolina.
La batalla de mercado entre los motores diésel y los de gasolina continúa decantándose del lado de estos últimos, que ya representan el 60,7% del total. Los vehículos propulsados por diésel solo representan el 27,7%, mientras que el resto de tecnologías (eléctricos, híbridos en sus diferentes categorías y gas) apenas representan el 11,6%.
El grueso de las gamas sufren la caída con una sola excepción: los denominados SUV, los todocaminos, que son los únicos que tienen resultados positivos, junto a los vehículos deportivos, en los diez primeros meses del año. El resto caen.
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