Para el Banco de España, el principal reto del sistema de pensiones es el envejecimiento. «El principal reto es fundamentalmente demográfico», ha afirmado este martes el director del servicio de estudios del supervisor bancario, Óscar Arce. Esto fuerza a hacer reformas y aunque él no se haya decantado por una «fórmula favorita», sí que ha apostado por ligar la edad de jubilación a la esperanza de vida. «¿Tiene sentido trabajar algo más cuando estamos viviendo más?», se ha preguntado. «Posiblemente sí», se ha respondido a sí mismo.
Arce defendió su posición esgrimiendo que esto ya sucede en otros países europeos como Portugal, según explicó en una jornada sobre planes de pensiones organizada por el diario económico Cinco Días en colaboración con Ibercaja.
En opinión de Arce, la necesidad de reformar el sistema de pensiones «no es una cuestión ideológica sino aritmética» vinculada a la tasa de dependencia. Para el director general del Banco de España, el cometido de la institución que representa no es «fijar las prioridades sociales» ni «el grado de generosidad del sistema». «Algo que corresponde al ámbito político», ha continuado. No obstante, sí que ha reclamado que una vez se haya hecho esto «se fijen mecanismos de ajuste automáticos que determinen que el sistema siempre esté bien financia». También ha pedido que se mantenga la contributividad y que aumente la transparencia y la predictibilidad de la futura pensión.
Ligar la edad legal de jubilación a la esperanza de vida era una de las opciones que ya se contemplaba en la reforma de pensiones de 2011, que abría la posibilidad de diseñar en 2029 un factor de sostenibilidad que ligara varios parámetros del sistema (pensión inicial, periodo de cómputo y edad de jubilación) a la esperanza de vida. Finalmente, el Gobierno del PP, ante las exigencias de ajustes fiscales, adelantó la implantación de esa medida y la relacionó únicamente con la pensión inicial. Esta fórmula iba a entrar en vigor este año, pero el PNV exigió su suspensión hasta 2023 para dar su respaldo a los presupuestos de 2018, algo que el Ejecutivo de Mariano Rajoy aceptó.
Sobre los fondos de pensiones privados, Arce ha apuntado que la «composición del ahorro privado está muy orientado a la inversión inmobiliaria». «Según envejecemos, los españoles acumulamos ladrillo. Más que los europeos. Estamos muy ‘enladrillados’. No hay nada malo, nada patológico. Pero en ese escenario se dan buenas circunstancias para que el sector financiero ponga productos responsables y competitivos que deben resultar atractivos y seguros para que los hogares puedan transformar la inversión inmobiliaria», ha sugerido.
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