Las comunidades autónomas no han hecho ningún esfuerzo de ajuste fiscal para reducir el déficit entre 2014 y 2018 por lo que las mejoras del saldo presupuestario que se han dado durante ese periodo se han debido mayoritariamente a la mejora de la economía. Así lo advierte la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) quien este martes ha publicado un informe sobre la Descomposición de los Saldos Presupuestarios de las entidades autonómicas en el que advierte, además, que, a cierre de 2018, todavía quedaba pendiente un ajuste estructural del 0,3% del PIB en el conjunto de las regiones.
A pesar de que en los cuatro años analizados el déficit se ha reducido, los resultados del estudio llevado a cabo por Fedea muestran que «no ha habido en el conjunto de las comunidades autónomas ningún esfuerzo de consolidación fiscal entre 2014 y 2018». Por tanto, de ello puede concluirse que prácticamente toda la mejora del saldo presupuestario «se ha debido básicamente a motivos cíclicos», esto es, a la mejora de la situación económica que ha favorecido un aumento de ingresos.
En ese sentido, el informe destaca que, a cierre de 2018, todavía quedaba pendiente un ajuste estructural –ya sea vía incrementos de ingresos y recorte del gasto– del 0,3% del PIB en el conjunto de las regiones, lo que equivaldría a un ajuste de más de 3.600 millones de euros. No obstante, si se descuentan los ingresos atípicos (los one-off u operaciones temporales, como por ejemplo los ingresos extraordinarios percibidos por Fondos de la UE), el ajuste pendiente para lograr el equilibrio presupuestario empeoraría ligeramente y alcanzaría las cuatro décimas de PIB, por encima de los 4.800 millones de euros.
Con todo, Fedea apunta que existe «mucha heterogeneidad en el grado de consolidación fiscal» realizado por cada comunidad autónoma durante ese periodo, por lo que existe una «elevado dispersión» en el esfuerzo pendiente por cada región. Así, destacan por su esfuerzo realizado Cataluña y Canarias, con cuentas prácticamente equilibradas en términos estructurales y otras que, por el contrario, todavía tienen pendiente notables ajustes que superan el 1% del PIB.
En concreto, la comunidad catalana ha pasado de tener en 2014 un déficit estructural del 1,1% a uno del 0,4% en 2018, mientras que, en las islas, el superávit ha pasado del 0,3% al 2,2% entre 2014 y 2018. El significativo saldo positivo de Canarias se debe, según explica el informe, a la sentencia del Tribunal Supremo a favor de la región por convenios de inversiones en carreteras con un importe cercano a los 400 millones de euros, lo que supone un 1% del PIB de la comunidad. También se situaban en equilibrio estructural en 2018 País Vasco (+0,5%), Navarra (+0,3%) y Galicia (+0,1%), si bien estas dos últimas registran una variación negativa respecto a 2014, de tres y cinco décimas menos, respectivamente.
En el otro extremo se sitúan la Comunidad Valenciana y Murcia, con déficits estructurales del 1,5% y 1,4%, respectivamente, y Extremadura que, tras descontar ingresos atípicos, también registraría un saldo estructural negativo del 1,2%.
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