Por segundo año consecutivo, España se mantiene en la posición 34 en la lista de los países más competitivos del mundo. Se trata de una nueva edición del Ranking de Competitividad Mundial de la escuela de negocios IMD, uno de los más influyentes a nivel global.
En el estudio correspondiente al año 2017, que ha medido la competitividad de un total de 63 naciones, Hong Kong consolida su dominio ocupando la primera posición por segundo año consecutivo, mientras Suiza y Singapur ostentan el segundo y tercer puesto, respectivamente. A las tres naciones más competitivas le siguen Estados Unidos, que ocupa el cuarto lugar, lo que representa su peor resultado en los últimos cinco años y el tercero más bajo desde el inicio de los años 90. Holanda completa el top 5 después de haber logrado escalar desde la octava posición que obtuvo el año pasado.
España, por su parte, repite en el puesto 34 por segundo año y consolida de esa forma la mejora de tres puestos que consiguió durante 2016. Si la comparación se realiza tomando como referencia únicamente a los países europeos, la posición española es la número 18 pese a ser la quinta por volumen de PIB. Suiza, Países Bajos e Irlanda son los mejor posicionados del Viejo Continente. La mejora de España en los últimos cinco años ha sido evidente al pasar del puesto 45 de 2013 al 34 de este año.
Los cuatro grandes ejes que mide este estudio son los resultados económicos, la eficiencia empresarial, la gubernamental y las infraestructuras. No obstante, tal y como explican desde la escuela de negocios IMD, el ranking se elabora a partir de un total de 260 indicadores de los cuales dos tercios provienen de datos “duros” como aquellos que arrojan las estadísticas nacionales de empleo o comercio, entre otras. El tercio restante corresponde a más de 6.250 respuestas a una encuesta de opinión realizada entre ejecutivos en la que se pregunta por temas como la corrupción, las preocupaciones ambientales y la calidad de vida.
En el caso de la economía española, los factores más apreciados por los encuestados han sido, un año más, la red de infraestructuras fiables de las que dispone, seguido por un elevado nivel formativo de los trabajadores, la competitividad por costes, el dinamismo de la actividad y, en general, por dar muestra de una actitud positiva y abierta de los empleados y empresarios españoles.
En el lado más negativo, los expertos del Centro de Competitividad Mundial del IMD establecen para España una serie de retos a resolver si quiere seguir ganando puestos en este prestigioso ranking.
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