Europa quiere ser un líder mundial en inteligencia artificial (IA) y big data. Así lo aseguró la Comisión Europea durante la presentación de su estrategia digital, donde aseguró que pretenden movilizar más de 20.000 millones de euros anuales en la próxima década, con el apoyo del sector privado y la cofinanciación de los Estados. ¿El objetivo? plantar cara al poder de EE UU y China y a las empresas de ambos países en estas tecnologías, pero sin renunciar a los valores democráticos de Europa.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, defendió en rueda de prensa que quieren que “la transformación digital dé poder a nuestra economía” y destacó que “Europa es ya líder en inteligencia artificial; producimos el 25% de los robots industriales y la mayoría de artículos de investigación”. Sin embargo, insistió en que la Comisión quiere que los europeos puedan “confiar” en la inteligencia artificial, un área “compleja”, que puede implicar “riesgos significativos en ciertas áreas”, como la salud o el transporte. Por eso, subrayó, habrá que dotarla de “normas claras” y “más estrictas” en lo que se refiere a la protección de los consumidores para lidiar con prácticas comerciales desleales y proteger los datos personales.
Sobre este punto, la vicepresidenta ejecutiva comunitaria, Margrethe Vestager, aseguró que “hay situaciones específicas que levantarían rápido una bandera roja, situaciones en las que puede haber un daño material o inmaterial o que nos expone a discriminaciones”. De ahí, que en opinión de la CE las autoridades deban poder comprobar y certificar los datos utilizados por los algoritmos. «Es necesario contar con datos imparciales para garantizar el respeto de los derechos fundamentales, en particular la no discriminación», subrayó.
Vestager recordó, por ejemplo, que el reconocimiento facial a través de reconocimiento biométrico remoto está “generalmente prohibido y solo puede utilizarse en casos excepcionales, debidamente justificados y proporcionados”, sujetos a “salvaguardas basadas en leyes de la UE o nacionales”. Por ello, dijo, quieren recabar opiniones sobre en qué circunstancias, si las hay, podrían justificarse tales excepciones. “La inteligencia artificial debe servir a la gente y debe cumplir siempre sus derechos”, subrayó von der Leyen.
La estrategia digital presentada incluye una consulta pública sobre cómo desarrollar de forma segura la inteligencia artificial y debatir las excepciones en las que podría permitirse el uso del reconocimiento facial, una tecnología que ha desatado fuertes críticas por temas de privacidad. La CE quiere un sistema regulatorio para la inteligencia artificial basada en el riesgo, y donde esta se utilice de forma ética, segura y responsable.
Por lo que se refiere a las aplicaciones de inteligencia artificial “de bajo riesgo”, la CE contempla un esquema de etiquetado voluntario para las que aplicar altos estándares de seguridad. Para el desarrollo de esta tecnología, Bruselas apunta a asociaciones entre el sector público y privado y crear los incentivos adecuados para incluir también a las pymes.
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