El BCE tomará hoy medidas ante una epidemia de coronavirus que amenaza seriamente con llevar a la zona euro a la recesión. La propia Chistine Lagarde ya advirtió el martes a los líderes de la UE de que si no se actúa de forma urgente y coordinada puede desencadenarse una crisis como la de 2008. El BCE está dispuesto a hacer su parte, garantizando toda la liquidez necesaria para estabilizar el sistema, pero su margen de actuación ante una emergencia como la pandemia del coronavirus es limitada y la respuesta exige aún más si cabe los estímulos fiscales que de forma insistente Lagarde reclama a los gobiernos de la zona euro.
La Reserva Federal ya marcó la semana pasada el camino de los bancos centrales al recortar los tipos en 50 puntos básicos de forma extraordinaria, una decisión que fue replicada ayer por el Banco de Inglaterra. El golpe de efecto de la Fed no sirvió para calmar el nerviosismo de los inversores, pero sí ha elevado la presión aún más sobre el BCE para actuar.
La zona euro es una economía más debilitada y más expuesta a China que EE UU y está sufriendo un intenso nivel de contagio al virus en su tercera mayor economía, Italia, ya condenada a la contracción en el primer trimestre. Lagarde afronta, por tanto, y de forma completamente inesperada, el momento más delicado de su mandato. Su particular “whatever it takes” ante un entorno económico y de mercado que exige una actuación decidida, evocando la frase con la que Mario Draghi se comprometió en 2012 a todo lo necesario para proteger el euro. Con los tipos de interés a cero desde marzo de 2016 y después de incesantes estímulos que no logran reactivar la inflación, el margen de actuación del BCE es muy reducido. Aunque deja resquicios.
Así, los expertos apuestan por un recorte de 10 puntos básicos de la facilidad de depósito, una mejora de las líneas de liquidez TLTRO de financiación a la banca dirigida a dar crédito, una mayor despenalización a los bancos por su exceso de liquidez –con más flexibilidad en el sistema de tiering aprobado en septiembre– y un aumento en las compras mensuales de deuda.
En Goldman Sachs destacan que una mejora en las condiciones de liquidez de las líneas TLTRO es una medida “potencialmente potente”, mucho más que un recorte de tipos que de hecho puede reducir aún más la rentabilidad de los bancos y desincentivar que hagan acopio de liquidez de forma preventiva. En el más corto plazo, la principal urgencia económica que plantea el coronavirus es el aumento de los impagos y que un problema de liquidez se convierta en un proceso de quiebras empresariales.
“Hay grandes expectativas de que el BCE recorte los tipos. Sin embargo, ir un poco más allá en el territorio de tipos negativos no servirá de mucho en la situación actual”, explica Esty Dwek, estratega global de Natixis IM Solutiones. En experto avisa de que, si el ritmo de contagios en Europa sigue el patrón de China, “marzo será un mes difícil y tal vez abril, pero la mejoría debería comenzar a partir de entonces.
La expectativa de un recorte de 10 puntos básicos en la facilidad de depósito –al -0,6%– es generalizada, aunque también se espera que esté vinculada a la flexibilización del sistema de tiering, como forma de compensación a la banca. Como señalan desde Pimco, el mercado está descontando un recorte de hasta 20 puntos básicos en la tasa de depósito, con lo que una rebaja de 10 sería suficiente para no defraudar las altamente sensibles expectativas del mercado.
La gestora duda aun así de la efectividad de la medida y apuesta por la mejora en las líneas TLTRO y por el posible lanzamiento de un nuevo programa dirigido a las empresas en dificultades. Además, espera que el volumen de compras mensuales se eleve de 20.000 a 40.000 millones de euros durante los próximos seis meses. Goldman también apuesta por esa cuantía hasta finales de año.
Será el momento también de que el BCE actualice sus previsiones económicas de diciembre, que previsiblemente revisará a la baja. La reciente bajada del crudo complica además que se cumplan los objetivos de inflación.
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