El mercado español nunca había visto una jornada tan aciaga. Ni tras la quiebra de Lehman Brothers, el Brexit o en lo más oscuro de la crisis de deuda europea, el Ibex cayó tanto como este jueves. El selectivo se ha desplomado un 14,06% 6.390,90 puntos en una sesión en la que pánico por la expansión del coronavirus por el mundo (y sus consecuencias económicas) ha desangrado al mercado.
El covid-19 ya ha infectado a todos los mercados de todo el mundo. Y la acción de políticos y bancos centrales –insuficientes y a veces contradictorias- no han hecho sino hacer correr aún más el pánico en las Bolsas, que observan cómo nada es suficiente para contener una pandemia que cada día se expande más. Hay pocos activos financieros que se escapen a una huida a chorros de capitales de los mercados financieros. Los principales índices europeos, Wall Street, buena parte de la deuda europea o el petróleo cotizan con contundentes descensos. Incluso el oro, tradicional activo refugio, cae cerca del 4%.
La sesión empezó mal. La decisión de Donald Trump de cancelar todos los vuelos de EE UU a Europa hundió desde primera hora al mercado europeo. Y ha provocado dolor y lágrimas en los sectores turísticos y en las aerolíneas. Wall Street ha amanecido también con fuertes pérdidas, que han llegado a interrumpir la cotización durante 15 minutos.
El mercado se agarraba a una bala de plata. Esta mañana era la cita definitiva que esperaba el mercado para ver si había alguna tabla a la que agarrarse. Por fin se reunía el consejo del BCE en su primera cumbre desde que el coronavirus atenaza Europa. Era además la oportunidad del mercado para testar de primera mano la flexibilidad de la nueva presidenta, Christine Lagarde. Y a todas luces ha decepcionado.
El listón estaba alto, en cualquier caso. Primero la Fed y después el Banco de Inglaterra sorprendieron al mercado con unas bajadas de tipos por sorpresa. En Europa el precio del dinero estaba ya en el 0% y la nueva presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha decidido no hundirlo en el terreno negativo oficialmente. Tampoco ha tocado la tasa de depósito, en el -0,4%, una medida que esperaba el mercado. En su lugar ha ampliado en 120.000 millones el programa de compras de deuda y ha abierto nuevas líneas de liquidez inmediata para la banca.
Lagarde ha afirmado que utilizará «todas las herramientas a su alcance», una frase que al mercado le ha sabido a poco comparada con el «haré lo que sea necesario» de su predecesor, Mario Draghi. Una sentencia para la historia de la economía que, por cierto, ha dicho que espera no tener que repetir. Como prueba de la desconfianza del mercado, el euro cae un 1,5%.
«Nuestra tarea no es bajar las primas de riesgo. Hay otras herramientas y actores para ello», ha sido quizás la frase más representativa y polémica de la intervención de Lagarde, que ha tenido después que matizar en una entrevista con la CNBC. Y la que ha provocado un terremoto en el mercado de deuda soberana. La intervención de la banquera central ha dejado al descubierto a la deuda soberana de la Europa periférica, una sesión que recuerda a la aciaga crisis de deuda de la década pasada. Las rentabilidades exigidas a los bonos españoles, italianos y fundamentalmente griegos se disparan. La del español avanza hasta el 0,46%.
Las caídas del mercado, que en el Ibex rondaban el 6%, se aceleraron tras la publicación de las medidas tomadas por el BCE. Y se hundieron definitivamente durante la intervención de Lagarde. El Cac y el Dax se han dejado más de un 12% y el FTSE británico más de un 10%. El peor índice de Europa ha sido el MIB, con un descenso de más del 16%.
No fue el BCE, pero sí la Fed quien consiguió calmar la fiereza de las Bolsas. Ya con el mercado europeo cerrado, la Reserva Federal de Nueva York ha anunciado una nueva subasta de repos por 500.000 millones para tratar de drenar la liquidez en el mercado. Esta medida redujo en un principio las altas caídas con las que amaneció Wall Street. Sin embargo, al cierre el Dow Jones se dejó un 10% en su mayor caída desde 1987, mientras que el S&P y el Nasdaq se desplomaron un 9,51% y un 9,43% respectivamente.
En España han sufrido especialmente aquellos valores más afectados por las restricciones al tráfico aéreo de EE UU. Ferrovial (gestora del aeródromo de Heathrow) ha perdido un 11%, mientras que Aena se ha dejado un 17,8% e IAG, un 15,4%. Pero los mayores recortes han sido para Ence, que ha perdido un 18%, y para ACS (-17,9%).
Y junto a todos ellos esta ha vuelto a ser otra sesión negra para el sector financiero, con sonoros desplomes para los principales bancos españoles. El peor ha vuelto a ser Sabadell, que se ha dejado un 17,7%. Le ha seguido Bankia con un descenso del 16% y después Bankinter, CaixaBank y Santander, con un retroceso del 15% cada uno. BBVA ha conseguido limitar las pérdidas al 14%.
Por si todo esto fuera poco, el Brent vive otra jornada negra. El Brent se desploma un 7% hasta los 33 euros por barril. La puntilla este jueves se la ha dado Trump, por el desplome que se prevé para la demanda de crudo el fin de los vuelos de EE UU a Europa. Por el lado de la oferta, sigue pesando la guerra de producción abierta por Arabia Saudí frente a Rusia, en la que Riad ha anunciado un récord en el bombeo de barriles de crudo.
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