El frenazo económico a causa del coronavirus está poniendo a prueba la resistencia de las principales economías del mundo, pero para los países más pobres amenaza con ser una auténtica catástrofe a todos los niveles. Conscientes de ello, el club de los países más desarrollados del mundo, el G7, ha dado su visto bueno a que se apruebe una suspensión temporal del pago del servicio de la deuda de las naciones más vulnerables y pobres, una decisión en la que tiene la última palabra el G20 pero que se aventura ya casi como tomada.
En su última reunión virtual, este martes, los ministros de Economía y los gobernadores de los bancos centrales de los países del G7 (Alemania, Canadá, Francia, Estados Unidos, Italia, Japón y Reino Unido) acordaron “apoyar los esfuerzos multilaterales para asistir a los países más vulnerables y pobres” y se declararon “dispuestos a proporcionar una suspensión limitada del pago del servicio de la deuda” de estas naciones siempre y cuando den su visto bueno “todos los acreedores bilaterales oficiales del G20 y según lo acordado con el Club de París”, según un comunicado conjunto emitido por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, presidente de turno del G7. Se trata de unas condiciones que, según Francia, ya se dan, puesto que hasta China, adelantó el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, se ha mostrado dispuesta a arrimar el hombro en esta causa.
Según dijo Le Maire en una teleconferencia con periodistas previa al encuentro virtual con sus colegas del G7, Francia ha impulsado el acuerdo para convencer a sus socios de aceptar una “moratoria a nivel bilateral y privado para 76 países”, entre ellos una cuarentena de naciones subsaharianas.
Aunque en su comunicado conjunto el G7 no menciona cifras, según París hay ya un acuerdo de moratoria por 20.000 millones de dólares del total de 32.000 millones que suman los pagos que deberían cancelar estos países. Se trata de 12.000 millones de los acreedores bilaterales y 8.000 millones de los privados. Lo que aún está por definir, siempre de acuerdo con Le Maire, es qué pasará con los 12.000 millones de dólares de deuda contraída con las instituciones multilaterales y que “todavía están en discusión”. En el caso de Francia, la moratoria afectará a mil millones de euros de amortización de la deuda.
Se trata de ir más allá de las ayudas y préstamos que aprueben instituciones internacionales como el FMI o el Banco Mundial y respaldar a estos países para que “puedan resistir la violencia del shock económico” al que les expone la epidemia de coronavirus, explicó Le Maire. Un apoyo que también redundará, al fin y al cabo, en los propios países acreedores porque, recordó el francés, no solo estamos hablando de un “riesgo de catástrofe humanitaria y económica” en estos países, sino también de la “cuestión de flujos migratorios que podrían surgir rápidamente” a consecuencia de esta nueva crisis sanitaria y económica.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) ya han pedido a los acreedores oficiales que brinden alivio a los 76 países más pobres del mundo, y el FMI aprobó el lunes una suspensión de seis meses en los pagos de la deuda de 25 naciones, la mayoría de África.
Un día después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, llamara en un discurso solemne a la nación a “ayudar a nuestros vecinos de África” a superar la crisis del coronavirus incluso “anulando masivamente sus deudas”, Le Maire matizó que esa cuestión podría plantearse solo a finales de año, en función de cómo esté la situación mundial en esos momentos, y exclusivamente para los países que se vean incapaces de pagar sus deudas incluso con todas las ayudas recibidas.
“En un segundo momento, de aquí a finales de año, habrá que analizar la sostenibilidad de la deuda de todos esos Estados que se hayan beneficiado de la moratoria y del apoyo del FMI y el BM para ver si su deuda es sostenible o no. Dependerá de parámetros esenciales que no conocemos aún: la situación del comercio mundial y el precio de las materias primas. Si algunos países más pobres no pueden sostener la deuda, podría llevar a una anulación de deuda que se hará caso por caso y necesariamente en un marco específico”, explicó Le Maire.
En su comunicado, el G7 no va tan lejos y se limita a señalar que esta iniciativa de moratoria temporal de la deuda “proporcionaría un apoyo en liquidez para ayudar a esos países a lidiar con el impacto sanitario y económico de la crisis”.
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