El Parlamento Europeo debe dar su visto bueno al marco presupuestario antes de que se pueda poner en marcha, y aunque a grandes rasgos la Eurocámara está «satisfecha» con el resultado, los eurodiputados quieren «mejorar» el presupuesto comunitario de los próximos años y «corregir» algunos «recortes» que son «injustificados», ha explicado este miércoles el presidente del Parlamento Europeo, el italiano David Sassoli. «Somos autoridad presupuestaria y tendremos la última palabra», ha reivindicado.
Así, la Eurocámara peleará por «corregir» algunos recortes pactados por los líderes en programas europeos, especialmente en investigación, descarbonización, migración, seguridad y defensa y Erasmus, para aprobar el presupuesto, al tiempo que intentará que se reconozca a los diputados una mayor competencia al evaluar el alineamiento de los planes nacionales de reformas del fondo de recuperación con políticas europeas. La Eurocámara reivindicó durante las semanas previas a la negociación que las partidas de tinte comunitario, como la cohesión o la agricultura, no se viesen relegadas a un segundo puesto como consecuencia de la inmediatez de la crisis sanitaria y económica.
Sassoli ha avanzado algunas de las conclusiones compartidas por los principales grupos políticos del Hemiciclo, que quedarán plasmadas en una resolución que los eurodiputados votarán este jueves, tras debatir estas cuestiones con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La Eurocámara puede pedir modificar el funcionamiento y las cifras de cada programa, pero no el tamaño global de 750.000 millones.
En esta línea, un borrador de la resolución que se somete mañana a votación en un pleno extraordinario, ya pactado por PPE, socialistas, liberales, ecologistas e izquierda, los cinco grandes grupos políticos de la Cámara, sostiene que el Parlamento «no acepta» el Marco Financiero Plurianual (MFF) tal y como ha sido pactado entre los líderes, e insta a «iniciar inmediatamente negociaciones constructivas».
En particular, el texto pone el acento en las rebajas aprobadas para programas de salud e investigación, «peligrosas en el contexto de una pandemia global», la reducción en el presupuesto del programa Erasmus, los recortes en el fondo para apoyar la transición climática en regiones dependientes del carbón, y la menor dotación en migración y gestión de fronteras.
Hay algunos ejemplos de estos recortes. El Fondo de Transición Justa, que forma parte del fondo principal de 750.000 millones, fue ideado para ayudar a las regiones europeas productoras de carbón, algunas de ellas en España, pero situadas principalmente en los países del Este, a reajustar sus economías hacia una producción más verde. Esta palanca, en las correcciones del borrador de la última propuesta del Consejo, redactadas en la madrugada del martes, ha perdido dos terceras partes de su potencia, y se queda finalmente en los 10.000 millones de euros.
Lo mismo ha sucedido con el fondo de la inversión en ciencia, innovación e investigación, el Horizonte Europa, que pasa de 13.500 a 5.000 millones de euros; el de inversiones Invest EU, que se rebaja de los 30.300 millones a los 5.600; o el instrumento de solvencia propuesto por Bruselas para ayudar a empresas con problemas de liquidez, que partía con 26.000 millones y directamente fue eliminado antes de sellar el pacto.
También sufrió un importante varapalo el plan diseñado para impulsar el desarrollo rural, que baja de los 15.000 millones a la mitad; el NDICI (un instrumento de cooperación internacional), que también desaparece; o el plan de salud, presupuestado en 7.700 millones en un principio y reducido también a la nada. Pese a estos recortes, el texto del Consejo deja claro que al menos «el 30% de los fondos» deben destinarse a políticas o reformas que cumplan con los objetivos verdes de la UE.
Sassoli también ha explicado que el Parlamento Europeo celebra el compromiso de los líderes para introducir nuevos impuestos a nivel europeo, una idea «muy interesante y útil», aunque los eurodiputados pelearán por introducir «un calendario más preciso y específico» para su puesta en marcha.
La Eurocámara también quiere tener más peso en la validación de los planes de reforma que los socios que reclamen las ayudas tendrán que presentar. «No tenemos intención de entrar en los detalles del examen de los planes nacionales», ha indicado Sassoli. Se trataría, ha matizado, de que los eurodiputados «puedan comprobar que las reformas e inversiones estén alineadas» con políticas como «el Pacto Verde o la transición digital», así como que son correctas para apuntalar sus economías.
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