La economista jefe del Banco Mundial, Carmen Reinhart, ha estimado que la recuperación del PIB per cápita tardará al menos cinco años en recuperarse a niveles previos a la pandemia, dada la magnitud de la crisis derivada del brote vírico y sus impactos en todos los indicadores macroeconómicos. Así lo ha manifestado durante su intervención telemática en la tercera edición del Foro Tendencias, organizado por ‘El País’ y la consultora Kreab y patrocinado por Telefónica y Abertis. Si bien ha indicado que la recuperación será tardía, Reinhart cree que también se comenzarán a ver repuntes mucho antes, aunque no lo suficientemente elevados para alcanzar niveles prepandemia.
Además, la economista jefe del organismo ha señalado que el nivel de incertidumbre de la crisis actual es «mucho mayor que en la crisis de 2008», por lo que la evolución de la economía dependerá enormemente de lo rápido que sea la vacuna y de que exista un acceso generalizado a esta. Reinhart, preguntada sobre las lecciones que dejó la crisis de 2008, ha explicado que se trata de dos situaciones muy distintas, puesto que la sucedida hace más de una década fue una crisis derivada de la burbuja en el sector inmobiliario de 11 economías avanzadas, a diferencia de la actual incertidumbre causada por la pandemia.
«En 2008 y 2009 los países emergentes rebotaron y se recuperaron y en mucho de ese papel tuvo que ver la locomotora china, que entonces estaba creciendo más del 10% y eso fue una enorme fuente de apoyo para los países emergentes, sobre todo América Latina», apunta Reinhart. La experta ha señalado que en 2008 los viajes internacionales o el comercio internacional no estaban sufriendo la nueva dimensión surgida ahora, por lo que la crisis del Covid se trata de una «verdaderamente global».
«No se ha escapado nadie», ha constatado Reinhart, quien ha apostillado que la magnitud de la propagación del brote vírico ha derivado en una crisis financiera ante la pérdida de empleo y negocios. La representante de la institución ha manifestado que otra lección derivada de la anterior crisis es la de «hacer quita de deudas», lo que evitaría un «apretón crediticio» para los países a la hora de desplegar créditos que fomenten empleo y emprendimiento.
«Los bancos centrales han intentado dar liquidez para evitar que afecte más a los hogares. Pero por mucho que los bancos centrales den apoyo, hay negocios que no van a regresar», alerta. Por otra parte, en línea con las advertencias realizadas por el Banco Mundial, la economista advierte del aumento de la pobreza global, que podría cifrarse en más de 100 millones de personas en un «cálculo conservador».
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