El Gran Confinamiento provocado por la pandemia del Covid-19 entre marzo y mayo tuvo mayor efecto en los grupos más vulnerables, es decir, las mujeres y los jóvenes, según el Fondo Monetario (FMI). El organismo analiza en sus últimas Perspectivas Económicas Mundiales el impacto que tuvo el cierre de las economías mundiales por el virus y concluye que la recuperación de cualquier proyecto económico duradero dependerá de la resolución de la crisis sanitaria.
El organismo ha analizado los datos de movilidad facilitados por Vodafone de España, Italia y Portugal y asegura que el porcentaje de mujeres que abandonó su hogar durante los confinamientos fue dos puntos inferiores al de los hombres. Esta cifra es “estadísticamente significativa” que podría ahondar en la teoría de que cuando no hay escuelas, o están cerradas, son las mujeres las que se encargan de cuidar a los hijos. Igualmente, los datos de movilidad explicarían que los jóvenes entre los 18 y los 44 años abandonaron menos sus hogares, ya que tradicionalmente sus ingresos se deben de empleos temporales sujetos a la evolución económica.
La institución dirigida por Kristalina Georgieva asegura además que los confinamientos han resultado ser menos perjudiciales para la economía que tratar de atajar la curva de contagios a través de medidas más laxas. “A pesar de entrañar costes económicos a corto plazo, los confinamientos pueden allanar el camino hacia una recuperación más rápida al contener la expansión del virus y reducir la necesidad de distanciamiento social con el tiempo, lo que posiblemente tenga efectos positivos en general para la economía”, afirma el documento.
El organismo asegura que la caída de la actividad económica durante el cierre de la actividad económica de un gran número de países se debió a partes iguales tanto a los confinamientos decretados como por la decisión individual de los ciudadanos para reducir su exposición al virus.
En concreto, apunta, en las economías más desarrolladas, el distanciamiento voluntario ha sido responsable de una mayor caída de la economía. Esto se debe a que los ciudadanos de países ricos tienen más facilidades para trabajar desde casa y se pueden “permitir” dejar de trabajar de forma temporal gracias a los ahorros o los beneficios sociales. En cambio, los trabajadores de países pobres no cuentan con ese tipo de redes de seguridad, por lo que tienen menos herramientas para reducir el contacto con otras personas.
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