Veinte días después de perder las elecciones y de resistirse al traspaso de poderes, el presidente de EE.UU., Donald Trump, dio el lunes luz verde al proceso de transición en favor del demócrata Joe Biden, aunque sigue sin reconocer su derrota. La titular de Administración de Servicios Generales (GSA, por sus siglas en inglés), Emily Murphy, encargada de iniciar el protocolo, comunicó por carta al demócrata el comienzo formal de la transición, lo que supone el primer paso de la Administración Trump para reconocer la derrota.
La medida permitirá que los funcionarios de la agencia de la administración actual se coordinen con el equipo entrante de Biden y la vicepresidenta, Kamala Harris, para preparar su llegada a la Casa Blanca el próximo 20 de enero. La firma de Murphy otorgará a su vez al futuro gabinete un presupuesto de 6,3 millones de dólares (5,32 millones de euros) de fondos gubernamentales para financiar la transición. Así como el acceso a la información sobre Seguridad Nacional y los planes para la distribución de la vacuna contra la Covid-19, que el presidente se ha negado a proporcionarle.
Tras conocerse la noticia, Trump aseguró haber sido él el que dio la orden a la administradora de la GSA en «el mejor interés del país» y le agradeció su » firme dedicación y lealtad» al país. La presión sobre Murphy, designada por el presidente, aumentó en los últimos días entre acusaciones de abandonar las obligaciones legales de su cargo en favor de su lealtad personal con el presidente. Por este motivo, el todavía inquilino de la Casa Blanca denunció que «ha sido acosada, amenazada y objeto de abusos» y se negó a reconocer la derrota asegurando que «nuestro caso continúa fuertemente, seguiremos la buena lucha y creo que prevaleceremos», tuiteó el presidente.
La apertura del proceso llegó pocas horas después de que la Junta de Escrutinios del estado de Michigan certificara los resultados de los comicios en favor de Biden por un margen de 155.000 papeletas. Un paso que deja a Trump sin opciones para tratar de anular el escrutinio por la vía legal en los estados clave. y que fue la prueba de que los funcionarios electorales no están dispuestos a ceder a las presiones del presidente para retrasar los procesos de certificación, todavía pendientes en otros estados como Pensilvania, Wisconsin o Arizona.
El director ejecutivo del equipo de transición Biden-Harris, Yohannes Abraham, declaró que la apertura del proceso supone «el paso necesario» para abordar los «retos a los que se enfrenta la nación» como el control de la pandemia y la recuperación económica. En los próximos días, añadió en un comunicado, «tendremos un entendimiento completo de los esfuerzos de la Administración de Trump por vaciar las agencias gubernamentales».
Desde que el triunfo de Biden en las elecciones fuera proyectado por los medios de comunicación el pasado 7 de noviembre, Trump se negó a reconocer la derrota alegando un presunto fraude en las votaciones que no ha podido probar. A pesar de las trabas, el demócrata inició de inmediato su camino a Washington con la creación de un grupo de trabajo contra la covid y el nombramiento de los principales cargos de su futuro gabinete.
Mientras, el equipo legal del presidente, encabezado por su abogado personal, el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, inició una batalla legal para tratar de revertir los resultados de las elecciones en los estados clave repleta de teorías conspiratorias sobre supuestos fraudes masivos y manipulación de papeletas. Una estrategia que se desinfló a medida que los tribunales desestimaban una demanda tras otra por falta de pruebas.
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