Esta vez puede ser el punto final definitivo para las sicavs como vehículo de ahorro de las grandes fortunas. Hacienda ha anticipado que para tributar al 1% deberán contar con 100 socios y que cada uno aporte 2.500 euros. Los minoritarios deberían inyectar 247.500 euros en cada sociedad para tributar al 1% en Sociedades. Si no, lo harán al 25%. Los departamentos más grandes de banca privada estudian crear una red de participaciones cruzadas entre los grandes inversores. Los de menor tamaño dan esa fórmula por perdida y anticipan transformaciones masivas en sociedades limitadas o anónimas. El aliciente está en que estas tienen más capacidad de invertir en capital riesgo, exento de tributar.
La industria de las sicavs en España está como el agua en una cesta desde 2016, cuando PP y Ciudadanos pactaron una participación mínima del 0,55% para computar como socio. Son más de 26.000 millones de euros en cerca de 2.500 vehículos que, efectivamente, las personas más pudientes emplean para diferir, que no eludir, el pago de impuestos. Sin más detalles, a falta de conocerse el articulado final en la ley antifraude, que está en plena tramitación parlamentaria, solo ha trascendido el requisito mencionado. Pero este ya supondrá un duro esfuerzo para el sector, según fuentes financieras y jurídicas.
“Existe la posibilidad de disolverlas, lo que harán algunas que tengan minusvalías. También se pueden convertir en una sociedad anónima o una sociedad limitada, o transferir los activos a otra empresa que tuviera alguno de los accionistas mayoritarios. La opción de fomentar las participaciones cruzadas entre propietarios de sicavs creo que solo la podrán poner en marcha las grandes gestoras, que administran muchos de estos vehículos”, explica Marta Nimo, directora del departamento jurídico de Atl Capital. De las 67 gestoras con sicavs en España, solo tres – Santander Private Banking, BBVA AM y Bankinter Gestión– cuentan con más de 100, lo que les facilita intentar las participaciones cruzadas. Siempre y cuando, esta solución cuente con la bendición de la Agencia Tributaria, todavía por ver.
“Hay clientes que ya están hartos de la criminalización que tiene este vehículo y que están buscando alternativas. En nuestro caso, a partir de cierto tamaño de sicav recomendamos la opción de convertirla en una sicav luxemburguesa”, comenta Francisco González, director de asesoramiento patrimonial de A&G Banca Privada.
La otra opción de numerosos banqueros privados consultados es hacer de la necesidad virtud. En las firmas más diversificadas, que no han centrado su negocio al 100% en este vehículo, prevén conversiones masivas en sociedades anónimas o limitadas. Estas últimas serán las preferidas por su simplicidad. Así, podrán potenciar su inversión en capital riesgo, un activo en boga por su, habitualmente, mayor rentabilidad frente a la renta variable o fija, y que ahora estaba limitado en las sicavs al 10%. Al igual que los fondos clásicos, no pueden invertir más de ese porcentaje de su patrimonio en valores no cotizados, entre ellos el capital riesgo.
El Gobierno prevé en los Presupuestos Generales del Estado modificar la exención sobre dividendos y rentas derivadas de la venta de valores representativos de los fondos propios de entidades españolas y extranjeras. Así, el importe exento bajaría al 95%. Pagarían a Hacienda, sí, pero solo por un 5% de los eventuales beneficios.
La situación de cara al IRPF no cambiaría. Las sicavs permiten realizar compraventas sin que su dueño tenga que pasar cada año por la Agencia Tributaria y tener que tributar por entre el 19% y el 23% de las ganancias en ese impuesto. Un porcentaje que se elevará al 26% para las plusvalías que excedan los 200.000 euros, según los Presupuestos presentados. Pero los accionistas sí han de pagar lo que les corresponda una vez que vendan su participación en la sicav. Lo mismo ocurrirá con las sociedades anónimas o limitadas.
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