La crisis desatada por el coronavirus dio al traste con las previsiones de los organismos económicos. El Tesoro no quedó al margen de esta corriente y después de tres revisiones de su estrategia, ayer dio por concluido el ejercicio con la celebración de la última emisión de 2020, un año en el que las necesidades de financiación para hacer frente al aumento déficit –el Ejecutivo prevé que cierre en el 11,3%– y sufragar las medidas puestas en marcha para combatir los efectos económicos no han impedido al Tesoro seguir recortando los intereses que paga por la deuda.
Los últimos datos publicados por el organismo que dirige Carlos San Basilio cifran en 25.900 millones el pago de intereses de la deuda este año, unos 2.450 millones menos que el pasado ejercicio (28.349 millones). El Tesoro continúa esforzándose por seguir rebajando la carga financiera de la deuda. En un año en el que las previsiones apuntan a que la ratio de deuda sobre PIB se cierre en el 120%, España ha seguido profundizando en la rebaja de los intereses, un proceso que se ha traducido en una reducción de los costes de la deuda en circulación y de las nuevas emisiones a mínimos históricos. A falta de los últimos ajustes del año, el interés de la deuda en circulación se sitúa en el 1,86%, frente al 2,19% de hace un año, y los tipos de las nuevas emisiones pasan del 0,23% al 0,18% actual.
Estos niveles parecían impensables en marzo cuando el estallido de la crisis disparó la rentabilidad de la deuda española a 10 años al 1,22% en el mercado secundario, mientras en el primario España volvía a pagar por las letras a nueve meses por primera vez desde 2015. Nueve meses después el escenario es bien distinto. España ha vuelto a cobrar no solo por vender deuda a corto plazo –en la emisión de ayer los tipos para las letras a tres y nueve meses marcaron nuevos mínimos–, sino que ha ampliado los vencimientos con rendimientos negativos a los títulos a siete y diez años, un comportamiento que se ha extendido al mercado secundario donde la rentabilidad de la deuda con vencimiento en 2030 no ha dejado de marcar nuevos mínimos históricos, la última vez ayer mismo cuando concluyó en el -0,02%.
Uno de los artífices y principal responsable de esta moderación ha sido el BCE. La batería de estímulos puestos en marcha para ayudar a la recuperación ha devuelto la tranquilidad a los inversores. Dentro de las iniciativas puestas en marcha por Christine Lagarde, el programa de compras frente a la pandemia (1,85 billones hasta marzo de 2022 tras la ampliación de la semana pasada) ha sido el pilar que ha contribuido a mantener a raya los costes de financiación. En el marco de este programa, y según la información recogida por el Tesoro hasta septiembre, el Banco de España en nombre del BCE ha adquirido deuda por valor 66.337 millones. Con estas compras las tenencias de la deuda en manos del organismo europeo ascienden a 282.054 millones, el 25,6% del total. Hace un año, el BCE tenía en su poder 212.598 millones.
Junto al BCE, la banca española también ha ayudado al Tesoro a cumplir con sus objetivos de emisión. Desde finales de febrero hasta septiembre, las entidades nacionales han comprado 39.169 millones, hasta 175.881 millones de euros (15,98%), unas cifras que no se veían desde 2016. En el mismo periodo los inversores extranjeros, que siguen siendo los principales tenedores (45,51%), tan solo han elevado la tenencia en 327 millones, hasta los 500.771 millones registrados a cierre de septiembre. Es decir, que, pese a las dudas iniciales generadas por la crisis, el papel español sigue despertando el apetito de los inversores, una corriente que se ha reflejado en las cinco subastas sindicadas de 2020, operaciones a través de las cuales ha adjudicado 52.000 millones de euros.
Carlos San Basilio, secretario general del Tesoro, ha pilotado con mano firme la estrategia de financiación en un año en el que las emisiones brutas han subido un 43,7% (277.100 millones) y las netas se han disparado en más de un 450% (110.000 millones). El grueso de las emisiones brutas corresponde a deuda a medio y largo plazo (114.000 millones, un 60,9% más que un año antes). Los 78.814 millones restantes han sido en letras. El incremento de las emisiones brutas parece que no va a quedar aquí. Según los Presupuestos de 2021 el objetivo de emisión del Tesoro alcanzará los 299.138 millones, que equivale a colocar unos 6.000 millones de deuda a la semana.
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