La economía española ha recuperado algo de fuelle en el tercer trimestre tras el colapso sufrido en el segundo a causa del confinamiento, pero está a un mundo de recuperar algo similar a la normalidad. El PIB ha caído entre junio y septiembre un 9% respecto al año 2019, tres décimas más de lo previsto inicialmente por el INE, pese a haber recuperado un 16,4% de la actividad en relación al trimestre anterior, una subida sin precedentes. Todas las variables han mejorado las catastróficas lecturas de los meses del confinamiento, pero la recuperación es muy desigual; rápida en las exportaciones, la inversión o la industria, pero demasiado lenta en el principal componente del PIB: el consumo.
Los hogares han gastado un 10,5% menos que el año anterior. El recorte es mucho menor que el 20,7% del segundo trimestre, pero supera con mucho tanto a la evolución de las rentas salariales (4,8% interanual) o a las horas trabajadas (6,5%). En definitiva, la incertidumbre económica que sufren las familias y las restricciones sanitarias están condicionando las decisiones de gasto, lo que agudiza el efecto de la pandemia sobre la economía más allá del impacto directo a través del empleo.
Así, la demanda nacional explica 7,2 puntos porcentuales de los nueve en los que se contrae la economía, y el mercado exterior otros 1,8 puntos. El cinturón apretado de los hogares contrasta con un repunte en el gasto público (+3,8% interanual). El mercado exterior, por el contrario, sufre la desastrosa temporada turística, y las exportaciones se desploman un 19,3% sobre el año pasado con un desplome del 78% 3 en el gasto en España de extranjeros.
No obstante, las cifras de exportaciones de bienes se han recuperado con rapidez, pasando de un desplome interanual del 27% a un 5,3%. Y las empresas, mientras, recortan inversiones, pero a un ritmo inferior: la inversión en maquinaria baja un 5,9%, otras de las variables que, aun mostrando tasas negativas, se recupera con rapidez. El PIB industrial, por su parte, baja un 4,4% sobre el año pasado, una recuperación de 19 puntos sobre el segundo trimestre.
El empleo, tal y como han venido señalando las encuestas del mercado laboral, se ha recuperado en el trimestre: se han trabajado un 24,7% más de horas que el trimestre anterior (esta es la medida que aconseja el INE, habida cuenta del efecto de los ERTE), pero éstas siguen un 6,2% respecto al ejercicio 2019. En términos equivalentes a puestos de trabajo a jornada completa, esto supone un millón de empleos menos que hace 12 meses. La caída es particularmente aguda en comercio y hostelería, que pese a recuperarse sobre los niveles del confinamiento presentan un descenso del 10% en las horas trabajadas.
Las rentas de los trabajadores han caído menos, un 4,8% sobre el año pasado, frente a los 13,9% del trimestre anterior. Las rentas empresariales caen a mayor ritmo, un 8,2%, aunque se recuperan con más rapidez (-21,3% el año pasado). Por otra parte, como la remuneración por asalariado ha crecido el 0,8% (2,1 puntos menos que el trimestre anterior) y las horas trabajadas han caído, el coste laboral unitario crece el 4,7%.
En cuanto a la evolución sectorial de la actividad, la agricultura presenta tasas de crecimiento positivas por segundo trimestre consecutivo, un 3,7% interanual, tras el 6,5% del año pasado. Y, como cabe esperar, las peores cifras están en el sector servicios: el PIB cae un 10,2%, con una caída en el valor añadido del 22,2% en hostelería y comercio. En este apartado el descenso de la actividad duplica la caída de las horas trabajadas. Hecho ligado a la contracción del gasto de los hogares y que supone una maña señal para trimestres venideros.
Sin salir del sector servicios, las caídas son igualmente duras en las actividades de ocio (artísticas y recreativas), un 18,8%, y algo menores en las actividades profesionales (13,2%). Por el contrario, la administración pública crece un 1,7% sobre el año pasado y la actividad financiera, un 5,5%. El sector tecnológico cae el 7,6% y el inmobiliario, un 4,3%.
La construcción recupera también terreno, pero la actividad en esta área es un 11% inferior al año pasado. Un descenso similar presenta la inversión en vivienda (-10,1%), otra señal de las flojas expectativas de los hogares. Conclusión similar desprende la caída de las importaciones del exterior, también en el entorno del 10%. La industria, finalmente, presenta mejores datos, con una caída del PIB del 4,4%, la mitad que en el conjunto de la economía. No obstante, en términos de empleo el sector no ha mostrado tan buen comportamiento, con una pérdida del 9,5% de las horas trabajadas respecto al año pasado.
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