El Tesoro inicia el año con paso firme. Una semana después de presentar su estrategia de financiación para 2021 el organismo que dirige Carlos San Basilio ha puesto en marcha en la primera emisión sindicada del año. Las primeras semanas de enero suelen ser un periodo de gran actividad. Los emisores tanto públicos como privados aprovechan el exceso de liquidez de las carteras para intensificar su actividad en el mercado de capitales. Y el Tesoro no es una excepción.
Con esta emisión el organismo dependiente del Ministerio de Economía ha captado 10.000 millones en una nueva referencia a 10 años que será la tenida en cuenta para calcular la prima de riesgo. Los títulos devengarán un cupón anual del 0,1% y disponen de una rentabilidad del 0,114%, mínimo histórico para una sindicación a este plazo. Para llevar a buen puerto esta emisión el Tesoro ha contratado a BBVA, Citi, HSBC, JP Morgan, Santander y Société Générale como bancos colocadores.
Pero las novedades no vinieron solo del lado de los costes. La demanda ocupó un papel protagonista. El libro se abrió con unas órdenes de compra cercanas a los 88.000 millones de euros, importe que conforme avanzaba la jornada fue creciendo hasta llegar a superar los 130.000 millones. El apetito de los inversores por el papel español fue aprovechado por el Tesoro para rebajar el coste de emisión.
La colocación que partía con un diferencial de ocho puntos básicos sobre la referencia española se cerró con una prima de cuatro puntos básicos, lo ha permitido al Tesoro rebajar el coste de la deuda en circulación al 1,83%, nuevo mínimo histórico. El aumento de papel en circulación no impidió que en el mercado secundario los rendimientos de la deuda a 10 años bajaran al 0,069% desde el 0,11% previo.
A medida que se reducía el precio, el interés de los inversores por la deuda española fue cayendo y al cierre la demanda alcanzó los 55.000 millones, ligeramente por encima de los 52.000 millones registrados en la sindicada de enero de 2020, pero por debajo de los 97.000 millones logrado en abril, el récord de España hasta la fecha.
Mientras algunos interpretan la caída de la demanda como una muestra de que los inversores, aunque interesados por la deuda española son sensibles al precio, fuentes conocedoras de la operación califican la emisión de exitosa y alegan que España ha logrado continuar rebajando el precio a la vez que consiguió una sobresuscripción de 5,6 veces la oferta. Desde el Tesoro resaltan la que la demanda se ha repartido entre 292 cuentas inversores de todo tipo y de muy alta calidad.
El 79% del total adjudicado fue a parar a inversores no residentes, lo es visto como una prueba de la confianza de los inversores en la economía española”. Por nacionalidades los más activos han sido los inversores de Reino Unido e Irlanda (15,4%), seguido de los franceses e italianos (14,7%), los alemanes, austriacos y suizos (9%). Los inversores asiáticos, que se caracterizan por invertir en activos de elevada calidad, han dispuesto de una cuota del 11,5%, más de lo habitual en estas sindicaciones.
El apetito de los inversores por la deuda española sigue el patrón de otros emisores públicos europeos en el inicio de año. La semana pasada Italia logró una demanda de 105.000 millones en la emisión sindicada a 15 años, por debajo de su récord de 110.000 millones registrados en junio. Ese mismo día, el 5 de enero, Irlanda logró órdenes de compra de 40.000 millones en su emisión a 10 años y el pasado martes fue el turno de Bélgica que logró peticiones por valor de 50.000 millones en una oferta similar.
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