En el cuarto trimestre de 2020, el 70% de las empresas españolas, tanto grandes como pequeñas y medianas, sufría necesidades de liquidez. Este porcentaje es una media, pues en sectores como la hostelería, restauración y ocio se llegó al 90%; en el de vehículos a motor, al 85%; en el de transporte y almacenamiento, al 80%, y en el de manufacturas, al 75%.
El director general de economía del Banco de España, Óscar Arce, que ofreció estos datos durante su intervención de ayer en la jornada Situación financiera de las pymes. Problemas de solvencia, organizada por Cepyme, informó de que las necesidades de liquidez de este porcentaje de empresas ascienden a 225.000 millones de euros.
El impacto de la crisis ha sido especialmente duro en las pequeñas empresas. De acuerdo con una encuesta realizada por el Banco de España a más de 4.000 empresas el pasado noviembre, la liquidez empresarial se ha visto muy dañada debido a la caída de la facturación que, en el caso de las micropymes (de 0 a 9 trabajadores) ha sufrido una caída interanual media 1,3 puntos mayor a la de la media de su sector de actividad, y de 0,7 puntos más en las firmas de 10 a 49 trabajadores. En las compañías mayores, el impacto ha sido inferior a la media.
Ni los colchones de liquidez a los que el esfuerzo de las compañías dio lugar entre los años 2013-2019, con ratios superiores al 10% –y más en el caso de las pymes–, ni las medidas como los créditos ICO, los ERTE, las moratorias de impuestos y cotizaciones sociales, las políticas del Banco Central Europeo o las dirigidas al sistema financiero español para facilitar la concesión de financiación han podido evitar la enorme subida del porcentaje de empresas con problemas, aseguró Arce.
Con respecto a la insolvencia, más del 20% de las empresas, sobre todo pymes, son vulnerables por su endeudamiento cuando antes de la pandemia, el porcentaje no llegaba al 15%, según el Banco de España, que ha dibujado dos escenarios a futuro (2023) sobre insolvencia. En el más benévolo, donde la crisis del Covid no dejaría secuelas permanentes en la economía, el número de empresas insolventes, tanto viables como inviables, crecería cuatro puntos porcentuales. En el escenario adverso, es decir, con efectos permanentes y caídas de facturación superiores al 10%, el aumento de las insolventes sería de más de ocho puntos.
Óscar Arce afirmó que la resolución de esta situación “podría requerir en algunos casos ayudas directas, especialmente para las empresas más pequeñas, recapitalización, reforzamiento de los recursos propios, reestructuración de deuda y la mejora de los procedimientos concursales “que son muy lentos y muy costosos”, según Arce.
En la jornada, Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme, reclamó de nuevo “medidas de ayuda directa para solventar problemas de solvencia”, si bien insistió en que éstos no se solucionan con una sola medida. Una de ellas podría ser favorecer la entrada de capital en las empresas “por ejemplo con préstamos participativos”. También pidió “ampliar aplazamientos de impuestos, reducir moras o vacaciones fiscales para algunas empresas”. Cuerva dejó claro, no obstante, que la condonación de créditos, como los del ICO, “no es la solución ahora, aunque en una segunda fase sería una medida a tener en cuenta o la de repensar la ampliación de plazos”.
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