El presidente de EE UU, Joe Biden, tiene intención de acabar con el tratamiento fiscal preferente del que gozan las rentas del capital, fiscalidad que ha beneficiado a los ricos del país. Biden quiere subir la tributación de estas operaciones para financiar un nuevo programa de gasto social, si bien antes debe superar un importante obstáculo político en el Congreso.
La Casa Blanca tiene previsto proponer que se duplique el tipo impositivo sobre las ganancias de capital para quienes ganan un millón de dólares o más, hasta el 39,6%, según han indicado a Bloomberg personas familiarizadas con la propuesta. Eso no afectaría a muchos. Solo alrededor del 0,32% de los contribuyentes estadounidenses declararon ingresos brutos ajustados de más de un millón de dólares y ganancias o pérdidas de capital en sus declaraciones.
La medida enviaría la tasa federal máxima sobre las plusvalías de los ricos hasta el 43,4% al incluir un impuesto adicional para ayudar a pagar el Obamacare. Y pondría fin a un precedente centenario de ventajas fiscales de la inversión respecto a los rendimientos del trabajo. Las subidas de la Bolsa y la revalorización de los inmuebles han reforzado la determinación del equipo de Biden de seguir con sus promesas de campaña de exigir mayores impuestos a los más ricos.
El presidente apuesta por que la iniciativa sea lo suficientemente popular como para para que se apruebe. Pero no puede permitirse perder ni un solo voto demócrata en el Senado, y sólo un puñado en la Cámara de Representantes, puesto que los republicanos probablemente sí se unan en la oposición.
Según Bloomberg, el aumento se introducirá como parte del plan de estímulos económicos de Biden, que implica 1,5 billones de dólares en gastos y créditos fiscales para partidas como la educación preescolar universal, ampliación de subsidios para el cuidado de los niños, un programa nacional de permisos remunerados y la gratuidad de las matrículas de los colegios comunitarios.
También extendería a 2025 el crédito fiscal para padres creado en el paquete de estímulo del mes pasado. Sin embargo, el plan no incluye la expansión de la atención sanitaria de 700.000 millones de dólares, que se impulsará como una iniciativa separada.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, preguntada por la fiscalidad de las rentas del capital el jueves, aseguró que “todavía estamos ultimando cómo serán los pagos”. Se espera que Biden dé a conocer la propuesta la semana que viene, como parte de las subidas de impuestos para financiar el gasto social.
“No es una sorpresa del todo, porque en buena parte se esperaba y, por otro lado, se estima que podría negociarse el incremento a la baja para asegurarse el voto de los demócratas moderados, tanto en este impuesto, como en el que se está planteando para las empresas”, explican a Cinco Días los analistas de MacroYield.
Biden hizo campaña para equilibrar la fiscalidad del capital, diciendo que es injusto que muchos de ellos paguen tasas más bajas que la clase media. El nuevo marginal del 39,6% supondría un aumento de casi el doble sobre el tipo base actual del 20%. A ello se añade el impuesto del 3,8% sobre las rentas de inversión que financia el Obamacare.
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