La pandemia de Covid-19 ha asestado un duro golpe a las aspiraciones de los jóvenes españoles con intención de emanciparse. A día de hoy, los menores de 30 años no disponen de los ingresos necesarios para poder alquilar o comprar en solitario una vivienda del mercado libre en ninguna de las 17 comunidades autónomas españolas, una realidad que golpea más fuerte en regiones tradicionalmente más caras, como Baleares, Cataluña, Madrid, Canarias o País Vasco, pero que tampoco pasa desapercibida en las más asequibles, como Castilla-La Mancha, Extremadura o Murcia.
A nivel estatal, de media, tendrían que destinar casi el 60% de sus ingresos a costear las rentas de cada mes y más del 90% al pago de una hipoteca, unos porcentajes que doblan y triplican el máximo recomendable y que por tanto son inviables para poder afrontar el resto de gastos del día a día.
Según desprenden las últimas cifras recogidas por el Consejo de la Juventud de España, relativas al cierre del año 2020, los jóvenes asalariados de entre 16 y 29 años deberían dedicar en torno al 90% de sus ingresos en Baleares y más del 65% de sus rentas en Madrid, País Vasco, Canarias y Cataluña para poder adquirir en propiedad un inmueble del mercado libre.
El porcentaje de esfuerzo financiero cae notablemente, al entorno del 35%, en las tres regiones más baratas y oscila entre el 40% y el 50% en otras como Castilla y León, La Rioja, Asturias o Aragón. Sin embargo, esta rebaja no es suficiente, ya que hasta en el mejor de los casos los potenciales compradores tendrían que dedicar a la vivienda más del 30% de sus ingresos, el límite de esfuerzo máximo tolerable recomendado.
La fotografía se repite de forma casi idéntica en el mercado del alquiler, incluso con unos precios que en los principales mercados han ido a la baja a lo largo del año de la pandemia y que en ciudades como Madrid y Barcelona han anotado descensos cercanos al 10%. En este caso, aunque esta vez en un orden diferente, Cataluña, Baleares, Canarias, Madrid y País Vasco vuelven a posicionarse como las regiones en las que el sobreesfuerzo inmobiliario es mayor.
En las dos primeras, las cotas superan incluso el 100% de los ingresos, mientras que rozan la totalidad en Madrid y Canarias. Dicho de otra manera: de media, un menor de 30 años no podría alquilar en solitario en Cataluña y Baleares aun destinando todos sus medios, mientras que sus rentas quedarían seriamente tocadas en el caso madrileño y canario. En las zonas más asequibles, por su parte, los ingresos necesarios para arrendar una vivienda casi doblan al máximo tolerable.
Según muestran las cifras recopiladas por el Consejo de la Juventud, la situación es algo más halagüeña para los jóvenes que oscilan entre los 30 y los 34 años que quieran comprar, si bien, salvo en contadas ocasiones, también tienen que dedicar en la mayoría de regiones más del 30% de sus ingresos a la operación. Si quieren optar por el alquiler, de nuevo, deberían superar la temida frontera del 30%, aunque en menor proporción que los más jóvenes.
Así, esta franja de edad podría acometer una compraventa sin sobreesfuerzo únicamente en las dos Castillas, Murcia y Extremadura. En las regiones más caras, el esfuerzo rozaría por la baja el 60%, salvo en Baleares, donde se superaría por poco esta cifra.
En el alquiler, el sobreesfuerzo seguiría en cifras muy altas, de cerca del 80%, en Cataluña, Madrid y los dos archipiélagos, mientras que no llegaría al 40% en las regiones más asequibles. De media, a nivel estatal, esta franja debería reservar el 45% de sus ingresos a una hipoteca en solitario y el 65% al pago del alquiler, también de forma individual.
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