El gran reto que afronta el BCE es no reaccionar en exceso a los fenómenos que están impulsando a máximo de una década la inflación de la zona euro, como el alza de los precios de la energía y los cuellos de botella en las cadenas de suministro. Se trata, según ha explicado hoy la presidenta del BCE Christine Lagarde, de fenómenos pasajeros, derivados de la rápida recuperación económica que ha llegado tras la profunda y sin precedentes crisis económica por la pandemia.
“Lo que estamos viendo ahora es principalmente una fase de inflación temporal vinculada a la reapertura de la economía”, ha explicado Lagarde durante su intervención en el foro que hoy celebra el BCE bajo el título de “Más allá de la pandemia, el futuro de la política monetaria”. La presidenta del BCE ha reconocido que el entorno que queda tras el covid, y que ha acelerado fenómenos como la digitalización o la transición energética, podría crear cambios estructurales que impulsen al alza los precios y también a la baja.
En este sentido, Lagarde ha insistido en que la actual estrategia de la institución, revisada este verano, da la flexibilidad para gestionar entornos de inflación tanto superiores como inferiores a la meta de estabilidad de precios, marcada en un IPC del 2% en la zona euro. “El desafío clave es asegurarnos de que no reaccionamos en exceso a shocks de suministro transitorios que no tendrán impacto en el medio plazo”, ha asegurado Lagarde. Y ha añadido que “el hecho de que la inflación se pueda mover moderadamente por encima del objetivo por un tiempo transitorio nos permite ser pacientes a la hora de endurecer la política monetaria”.
Las palabras de Lagarde llegan en una nueva jornada de alzas de rentabilidad de la deuda soberana, con el rendimiento del bono de EE UU y del bund alemán a 10 años en máximos del pasado junio, en el 1,54% y -0,1919%. La subida de la inflación ha alimentado la expectativa de endurecimiento de la política monetaria de los bancos centrales si bien los problemas de suministro y un menor crecimiento en China a causa de Evergrande también están acentuando el temor a un freno en la recuperación.
La presidenta del BCE ha recordado que mantiene su previsión de un IPC en la zona euro en 2023 del 1,5% y ha asegurado que las expectativas de inflación no apuntan a un período prolongado de exceso de precios. Las expectativas de precios a largo plazo han subido en lo que va de año en 50 puntos básicos, hasta el 1,75%, según ha explicado Lagarde.
La previsión del BCE es que la inflación en la zona euro continúe subiendo en los próximos meses desde el nivel actual del 3%, para volver a caer el próximo año. Según ha explicado Lagarde, la mitad de la presente subida de precios se debe a la energía. “La pandemia ha causado una recesión como ninguna otra y la recuperación tiene poco parecido con otras en la historia. La respuesta de la inflación refleja estas excepciones circunstancias. Esperamos que esos efectos pasarán”, ha concluido Lagarde.
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