La Unión Europea está acostumbrada a avanzar a golpe de turbulencias y momentos críticos. La crisis del euro o la pandemia del Covid-19 son buena prueba de ello y ahora la fulgurante subida de los precios de la electricidad de los últimos meses aparece como otro punto de inflexión para que Europa ponga en marcha medidas extraordinarias en el mercado energético.
Este es el planteamiento que está moviendo desde hace semanas España entre las instituciones europeas y que ayer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, trasladó al resto de los líderes de los 27 durante la cumbre que celebró la UE con los Balcanes Occidentales en Eslovenia. El jefe del Ejecutivo pidió «audacia» a Europa para afrontar una crisis energética que amenaza con tumbar una recuperación que aún sigue renqueante por el impacto de la pandemia.
Aunque no estaba en el orden del día, el asunto sobrevoló en la cumbre, ya que el presidente del Gobierno se encargó de colocar el asunto sobre la mesa, pero con escaso éxito pues tan sólo la República Checa secundó tratar el asunto, señalan fuentes europeas. Los líderes aparcaron el debate de fondo sobre la crisis energética para el próximo Consejo Europeo que se celebrará el 21 y 22 de octubre. Sánchez avisó de que «estamos ante una crisis sin precedentes que necesita de medidas extraordinarias e innovadoras», y alertó de que «está en riesgo la recuperación».
La propuesta de España, que poco a poco ha ido ganando aliados entre sus socios comunitarios tras lograr el apoyo explícito de Francia, Grecia, Rumania y República Checa para lanzar un comunicado conjunto llamando a la UE a actuar, se sustenta en dos pilares. El primero es la creación de una reserva conjunta que implique una compra centralizada de gas natural a nivel europeo, inspirada en el sistema que ha abastecido de vacunas contra el Covid-19 al continente. Sin embargo, hay países que no ven clara esta posibilidad. Sánchez es consciente de ello y por eso pidió a Bruselas un sistema de «cooperación reforzada» para facilitar acuerdos intergubernamentales para que los países que así lo deseen puedan unirse bajo una gestión de compras tutelada por la Comisión Europea.
El segundo es la revisión del sistema que fija los precios de la luz para desvincularlos de los del gas, una relación que, según Sánchez, «está beneficiando a las energías más costosas en detrimento de las renovables». El presidente del Gobierno aseguró que «cada vez hay más convencimiento en el Consejo y la Comisión de que esto es un problema común y hay que darle una respuesta europea», aunque reconoció que la negociación va ser «intensa» durante las próximas semanas hasta la cumbre.
Pese a los apoyos ganados por España, hay varios países, incluidos Alemania y Holanda, que no están por la labor de meter mano al marco normativo energético comunitario, ya que su visión es que la subida de los precios responde a factores temporales. El primer ministro holandés, Mark Rutte, se abrió a analizar propuestas, pero avisó que «algunas son más salvajes que otras». El presidente francés, Emmanuel Macron, uno de los aliados de Sánchez en esta pelea, reconoció que la UE «no está madura» para afrontar una revolución en la regulación energética y rebajó las expectativas sobre las medidas que va plantear la Comisión la próxima semana para ayudar a los países a afrontar la subida de los precios. «Las respuestas serán técnicas».
Bruselas ultima una propuesta que incluirá herramientas que las capitales pueden utilizar a nivel nacional para paliar el impacto inmediato de la subida de los precios. No obstante, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, indicó que en la misma también planteará posibles soluciones que se pueden explorar a medio y largo plazo a nivel europeo. El Gobierno teme que el paquete de herramientas del Ejecutivo comunitario sea insuficiente para afrontar la escalada de los precios mayoristas de la electricidad. «Lo que existe lo conocemos ya, lo hemos aplicado y no basta», alertó la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, durante la reunión de los ministros de Medioambiente de los 27 en Luxemburgo.
El brazo ejecutivo de la UE planea presentar a finales de año una segunda tanda de medidas con una reforma del mercado del gas en el horizonte que explorará la idea de una reserva común como pide España, un planteamiento que también ve con buenos ojos Von der Leyen.
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