Tras los recientes jarros de agua fría dados a conocer por organismos como el FMI, la Airef o el Banco de España. La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) ha revisado este miércoles a la baja las proyecciones de avance del producto interior bruto (PIB) hasta el 5,1%, recortando en 1,2 puntos la previsión del pasado mes de julio (6,3%).
El director general de Funcas, Carlos Ocaña, y el director de Coyuntura y Economía Internacional de la entidad, Raymond Torres, han explicado que el recorte obedece, por un lado, a los «efectos de la escalada de precios y la escasez de componentes y materias primas», que suponen la mitad de la revisión por su impacto en la demanda interna. La otra parte de la reducción vendría por la «inesperada revisión del INE» sobre el crecimiento del segundo trimestre del año. Si inicialmente Estadística había previsto un aumento de la actividad del 2,8% trimestral y del 19,8% interanual, el dato corregido se reduce al 1,1% en el trimestre y al 17,5% sobre el mismo periodo del año pasado (1,7 y 2,3 puntos menos, respectivamente).
Para 2022, han detallado los expertos, la previsión se actualiza dos décimas al alza, hasta el 6%, debido al desplazamiento de la demanda embalsada durante la crisis sanitaria. Con todo, ha recordado Torres, esta previsión «depende de que se cumplan las expectativas y de que la inflación se modere en primavera tras seis meses a niveles como los actuales». Se espera que tras el invierno los precios de la energía dejen de crecer, y «de eso depende nuestra evolución de crecimiento». También jugará un papel determinante la correcta ejecución de los fondos europeos, cuyo impulso debería notarse ya plenamente a lo largo del año próximo. La incertidumbre, por ello, sigue estando a la orden del día, porque «todo queda condicionado a esa rebaja de la inflación y a la ejecución de las ayudas».
La mejora de la economía, apuntan desde Funcas, «se percibirá en el mercado laboral y, en términos EPA, el número de ocupados podría alcanzar el nivel precrisis a finales de 2022». Sin embargo, todavía lejos de los niveles previos a la pandemia, la tasa de paro se situaría en el 14,6%. Un riesgo a tener en cuenta es la posible situación de «desempleo e inactividad de los más de 200.000 trabajadores» todavía sujetos a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE).
A pesar de que la recuperación también incidirá en el saldo presupuestario, «el déficit público será del 6% en 2022, un desvío de un punto respecto al proyecto de PGE». La deuda pública, por su parte, «se situará en cotas próximas al 117% del PIB». Tras el varapalo del segundo trimestre confirmado recientemente por el INE, para el tercer trimestre de este año los indicadores disponibles apuntan, en general, a un importante repunte del crecimiento debido a un rebote del turismo más vigoroso de lo estimado, que permitirá a su vez compensar el débil comportamiento de la economía entre abril y junio.
A finales del pasado mes de septiembre, el Instituto Nacional de Estadística enfrió notablemente las perspectivas de crecimiento de la primavera, dando pie a un torrente de revisiones a la baja al que se sumaron esta semana la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) y el Banco de España, que también pusieron en duda las previsiones económicas sobre las que se sustentan los Presupuestos Generales del Estado para 2022 diseñados por el Gobierno de coalición, pendientes de ser aprobados por el Congreso. Por lo pronto, y cada vez más en solitario, el Ejecutivo mantiene sus previsiones de crecimiento de la economía, del 6,5% en 2021 y del 7% en 2022.
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