El Plan Estratégico de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social 2021-2023 echó a andar con la publicación en el BOE de una extensa declaración de intenciones que argumenta, por un lado, la necesidad de seguir luchando contra el fraude, con más y mejores recursos y, también, la oportunidad de girar el foco sobre nuevos desafíos laborales que se han vuelto relevantes en los últimos años, como el trabajo a distancia o la salud mental de los trabajadores.
Tal y como argumenta el texto de plan, «los cambios, en un entorno mudable, son imprescindibles para quien no quiera quedarse atrás, verse rebasado por la veloz dinámica de la historia. Pero mantener la esencia de lo precedente permite que lo nuevo tenga raíces sólidas y profundas que le proporcionan estabilidad».
Con esa frase como concepto de cabecera, el Plan insiste en que la aprobación de los nuevos objetivos no implica que se vayan a dejar atrás la lucha contra el fraude y contra la economía irregular, que ha guiado los pasos de la Inspección de Trabajo hasta ahora. Al contrario, esa lucha se mantiene y, además, se le suman otros objetivos derivados del nuevo contexto laboral en el que nos movemos; un entorno en el que el teletrabajo y la digitalización se han vuelto norma. El Plan distingue entre dos tipos de retos, los coyunturales (derivados de la pandemia) y los estructurales, como la digitalización o la desigualdad salarial entre hombres y mujeres.
También hace hincapié en la necesidad de vigilar la salud psicosocial de los trabajadores y ofrece un dato: el 50% de los trabajadores de la Unión Europea asegura que el estrés es habitual cuando trabaja. En ese sentido, se va a controlar más que se cumplan los horarios de trabajo y los periodos de descanso, así como la no declaración de horas extraordinarias «no pagadas». Además, se aprobará un Criterio Técnico sobre Riesgos Psicosociales. También se intensificará la lucha contra el fraude que suponen para el sistema los falsos autónomos, los falsos becarios y los falsos ERTE que declaran algunas empresas para conseguir la exoneración de sus cuotas a la Seguridad Social.
Para llevar a cabo todas estas tareas, la Inspección dispondrá de más recursos y más modernos. Por ejemplo, el texto recoge que se mejorará «la planificación de las actuaciones inspectoras, utilizando las herramientas más avanzadas de inteligencia artificial». Además, prevé «incrementar los recursos humanos e incorporar nuevos perfiles administrativos, técnicos e informáticos», así como reforzar tanto la financiación autónoma del Organismo Estatal de Inspección de Trabajo y Seguridad Social como su estructura y los conocimientos y habilidades de toda su plantilla.
Otros de los aspectos en los que hace hincapié el nuevo Plan de Inspección de Trabajo es el de la igualdad y la no discriminación de personas con discapacidad, por su raza o por su identidad sexual. Con ese objetivo, se planificarán actuaciones con perspectiva de género y la creación de una Oficina Estatal de Lucha contra la Discriminación. También habrá mejoras en materia de comunicación: para que los ciudadanos conozcan en qué consiste la tarea de los inspectores de Trabajo y cómo la ejecutan, se «mejorará la comunicación que visibilice la actividad del organismo» en la sociedad y entre los operadores del mercado de trabajo».
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