Tras la polémica comparecencia de ayer del ex vicepresidente del Gobierno con el PP Rodrigo Rato, hoy le ha tocado el turno a su sucesor, el socialista Pedro Solbes, quien estuvo en el Gobierno desde 2004 hasta abril de 2009. En una comparecencia mucho menos movida en la comisión que investiga la crisis financiera en el Congreso de los Diputados, Solbes sí ha hecho autocrítica sobre su periodo en el Gobierno como la del conjunto del Ejecutivo encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero. Pese a todo, Solbes evitó criticar directamente a Zapatero.
En su intervención se ha preguntado «¿Podría haberse hecho mejor?», y se ha respondido «a la luz de los acontecimientos posteriores sería absurdo responder negativamente a esta pregunta. Hubo claros errores de previsión en el ámbito macro. No fuimos capaces de detectar la fuerte recesión española en 2009,-cuando yo me marcho la revisión de crecimiento para 2009 era negativo, pero no llegaba al -2% muy lejos de a cifra de fin de año-, y se pensaba volver a una situación de crecimiento en 2010. Y lo mismo se puede decir de los años posteriores, sobre todo en lo que se refiere a la segunda recesión de 2011».
Solbes, que antes de abandonar el Gobierno sin haber finalizado su mandato negó en varias ocasiones la crisis económica detectada ya por varios indicadores, ha reconocido que «se minusvaloró el riesgo del déficit por cuenta corriente porque la existencia de un mercado único para el euro reduciría los riesgos de financiación», aunque ha matizado que «el Gobierno no controla el déficit por cuenta corriente», razón por la que, pese a que «no fuimos capaces de detectar la recesión» tampoco cree que pudo evitarse.
Pese a ello ha insistido en que «debimos ser más valientes en términos de superávit fiscal y de reforma de la gobernanza de las cajas de ahorros». Aunque asegura que todas «mis advertencias cayeron en saco roto», ya que entonces «lo importante era que la fiesta no terminara», De hecho, ha llegado a criticar que los bancos siguieran apostando por el crédito a la vivienda pese a los “claros desajustes” que había, ya que para las entidades “era más importante mejorar su posición frente a los competidores” y que “la fiesta no terminara”.
«La limitación a la mitad de la ayuda para la compra de vivienda o mis críticas públicas sobre viviendas iniciadas o lo inadecuado de las hipotecas a 40 años cayeron en saco roto», volvió a lamentarse.
Considera que en esos años «hubo exceso de confianza en nuestro sistema financiero. No se distinguió suficientemente entre las entidades mejor preparadas para afrontar una crisis y la que podían tener dificultades, en especial la mayor parte de las cajas». Pero se ha vuelto a preguntar «¿cómo evaluar las cajas sin cambiar su naturaleza. El resultado final en las cajas ha dependido fundamentalmente de la calidad de gestión en las mismas. En todo caso hubiera sido necesario acometer reformas de las cajas antes para mejorar su dimensión, eficacia y eficiencia».
Ha reconocido, de hecho, que, tras la quiebra de la primera caja de ahorros, Caja Castilla-La Mancha (CCM), se hizo evidente que el sistema empleado tradicionalmente por el Banco de España para resolver crisis bancarias, como las fusiones y el uso del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), «no era suficiente para hacer frente a la nueva situación».
De cualquier forma, el exvicepresidente del Gobierno con Zapatero ha reconocido la función de las cajas de ahorros. Fueron entidades financieras «fantásticas desde todos los puntos de vista durante muchos años», aunque ha criticado la ampliación de su ámbito de actuación fuera de su territorio, lo que las forzó a competir con otras entidades, como una «falta de rigor» en el nombramiento de sus responsables.
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