El BCE rebajará en la reunión que hoy celebra en Fráncfort las previsiones de crecimiento e inflación de la zona euro para este año, en la medida suficiente para justificar una nueva ronda de liquidez a los bancos europeos, que afrontan el vencimiento de las líneas de financiación que les concedió la institución como fórmula con la que incentivar el crédito.
Mario Draghi anunció en enero que una nueva inyección de liquidez al sector debía justificarse en razones económicas, más allá del previsible encarecimiento del coste de financiación que supone el proceso de normalización de la política monetaria, pero el enfriamiento de la economía de la zona euro ya va a requerir una revisión a la baja de las previsiones anunciadas el pasado diciembre.
El consejo de gobierno del BCE endurecerá sus estimaciones para la zona euro, aunque con la idea una recuperación económica hacia finales de año, y debatirá hoy las opciones para una nueva ronda de liquidez a la banca, según avanzó ayer la agencia Bloomberg. La noticia provocó el alza inmediata de las cotizaciones de los bancos, en especial de los españoles e italianos, si bien no se espera una decisión firme sobre una nueva línea de financiación al sector hasta la próxima reunión de abril o junio.
El avance bursátil se moderó al cierre, en un sector también muy sensible al retraso de las expectativas para un alza de los tipos de interés, vital para animar la maltrecha rentabilidad del negocio tras años de tipos cero. La concesión de nuevas rondas de liquidez será en todo caso un importante respaldo del BCE a un sector que solicitó al organismo 740.000 millones de euros, correspondientes a las líneas de financiación TLTRO que comenzó a lanzar la institución en junio de 2016.
En estas subastas de liquidez, el BCE puso la condición de que debían destinarse a la concesión de crédito a particulares y empresas, en un momento en el que las medidas de política monetaria –los tipos de interés ya se habían dejado al cero en marzo de 2016– no terminaban de calar en la economía real.
La institución lanzó cuatro subastas sucesivas de este tipo, la última en marzo de 2017, que la banca debía devolver en un plazo de cuatro años. La primera de las fechas para esa devolución será en junio de 2020, aunque es en junio de este año cuando al sector le puede empezar a penalizar en sus ratios de liquidez si no devuelve esa financiación de forma anticipada. Así, en el cálculo de la ratio de financiación estable neta de las entidades dejan de computar los recursos a plazos más cortos: no cuentan los que vencen en menos de seis meses y solo lo hacen al 50% los que se amortizan en el plazo de un año.
La banca italiana es la que más dinero solicitó de la zona euro –244.000 millones de euros– y la que más se juega en su devolución, ya que el alza de la prima de riesgo del país ha encarecido enormemente el coste de financiación del sector. “Si el BCE concede una nueva TLTRO será sobre todo por Italia, aunque la decisión deberá estar soportada por los datos macro”, señalan fuentes financieras.
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