Un «momento delicado». Así ha calificado la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, la situación económica internacional. En una intervención en la Cámara de Comercio de EE UU ha reconocido que la economía global se ha continuado debilitando en los últimos tres meses y que recortará la previsión de crecimiento para este año frente a la anterior estimación, del 3,5%, dada a conocer en enero. «El crecimiento ha seguido perdiendo ímpetu» desde las anteriores previsiones, ha asegurado Lagarde al mismo tiempo que ha avanzado que la próxima semana el organismo actualizará sus cifras.
Lagarde ha reconocido que la debilidad de la economía internacional: «Hace solo dos años, el 75% de la economía mundial experimentó un repunte. Este año, prevemos que el 70% de la economía mundial experimente una desaceleración», ha asegurado. Si bien, ha negado que haya una recesión a corto plazo y ha apuntado que prevé un repunte del crecimiento den el segundo semestre de este año y en 2020.
Así, el organismo internacional reconoce que la situación es «inestable» y que la economía internacional se encuentra en un «momento delicado» por el aumento de las tensiones comerciales y el endurecimiento de las condiciones financieras registrados en el segundo semestre de 2018. El FMI reconoce que la vulnerabilidad económica actual está presionada por riesgos a la baja como las incertidumbres relacionadas con algunos países, como el Brexit; otras más generales, como el elevado endeudamiento de algunos estados y sectores, las tensiones comerciales y «la sensación de intranquilidad de los mercados financieros».
Una inestabilidad sobre la que también ha pronunciado la Organización Mundial de Comercio (OMC), que ha rebajado cuatro décimas su previsión de crecimientos de los intercambios mundiales, hasta el 2,6%, por los «fuertes vientos en contra», véase el Brexit y la guerra comercial. Si bien, el organismo confía que vuelvan a elevarse por encima del 3% en 2020. Por zonas geográficas, la OMC calcula que esta desaceleración será mayor en los países desarrollados, que registrarán unos intercambios por debajo de la media -con unas exportaciones que se elevarán, según sus cálculos, un 2,1% este año-.
Con este escenario sobre la mesa, que desde el FMI creen que hay que «abordar con cuidado», consideran que se deben evitar errores políticos y tomar las medidas adecuadas. Entre estas medidas cita las políticas internas, las transfronterizas y los esfuerzos conjuntos por abordar los desafíos mundiales.
Lagarde da una serie de recetas genéricas para todos los países, que pasan por aplicar reformas estructurales para estimular la productividad y el crecimiento a largo plazo, aplicar políticas monetarias acomodaticias -en los países donde la inflación esté por debajo del objetivo-, fortalecer el sector financiero y reducir los riesgos profundizando en las reformas.
La directora gerente del FMI alerta además de la reducida resiliencia de algunas economías, lo que unido a los elevados niveles de deuda y los bajos tipos de interés deja a los Estados un margen reducido para el momento en el que llegue la próxima recesión. Algo que, según reconoce Lagarde, «inevitablemente llegará». De ahí que proponga un uso más eficiente de la política fiscal e inste a promover medidas tributarias progresivas específicas para cada país que aborden la desigualdad excesiva.
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