China moderó hoy su objetivo de crecimiento económico para este año a alrededor del 6,5%, ligeramente inferior al 6,7 % alcanzado en 2016, pero se propuso acelerar la creación de empleo para garantizar la estabilidad mientras continúa con sus reformas. El primer ministro chino, Li Keqiang, inauguró el plenario anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP), máximo órgano legislativo del país, con el tradicional discurso en el que define la agenda del Gobierno chino para los próximos meses, y la liturgia de las grandes ocasiones en el Gran Palacio del Pueblo.
La meta de lograr “un crecimiento de alrededor del 6,5 %, o más alta si es posible en la práctica” entra dentro de los pronósticos de la mayoría de los analistas. Con la incertidumbre planeando sobre la escena internacional, a medida que los líderes mundiales toman la temperatura a unos Estados Unidos presididos por Donald Trump y el Reino Unido negocia su divorcio de la Unión Europea, el régimen comunista, poco amigo de las sorpresas, apostó por ser previsible.
La meta de lograr “un crecimiento de alrededor del 6,5 %, o más alta si es posible en la práctica” fijada por Li entra dentro de los pronósticos de la mayoría de los analistas. Supone, además, un reconocimiento implícito de que Pekín está dispuesto a aceptar una mayor ralentización de su economía, que en 2016 tuvo su crecimiento más lento desde 1990, pues históricamente el rendimiento del gigante asiático suele ajustarse a los objetivos marcados por sus dirigentes.
De cara al XIX Congreso del gobernante Partido Comunista de China del próximo otoño, la cita quinquenal en la que habrá una renovación parcial de la cúpula de poder, asegurar la estabilidad es prioritario. ”No podemos perder de vista los muchos problemas y desafíos que afronta China”, reconoció el primer ministro.
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