La UE ha decidido tomar cartas en el asunto, y muchas, para que no haya ningún problema con el euríbor bajo la nueva metodología. A comienzos del pasado verano, se aprobó el reglamento para disponer de todo el control sobre los “índices utilizados como referencia”. Esta norma abrió la puerta de par en par a la supervisión de una lista de “índices de referencia cruciales”. Solo dos meses después, la Comisión Europea inauguró la lista con el euríbor.
La regulación implica que el administrador del índice –en este caso, EMMI– estará bajo la supervisión de la autoridad correspondiente. Con sede en Bruselas, está bajo el control directo del equivalente belga a la CNMV, la Financial Services and Markets Authority (FSMA). Esto no quita que el organismo que preside Sebastián Albella haya sido llamado para que forme parte de la institución multilateral que vigilará los índices “críticos”.
Es uno de los miembros de un “colegio”– esta es la denominación que utiliza la normativa– en el que también están sentadas las comisiones de valores francesa, luxemburguesa y sueca, además del organismo que coordina a los vigilantes de los mercados europeos, la ESMA. Su presidente, Steven Maijoor, dio por hecho el cambio el pasado 23 de enero: “Está previsto que la transición al nuevo índice comience pronto”.
En esa especie de comité de sabios están representados los supervisores encargados de vigilar a las entidades que contribuyen con sus datos a la elaboración del índice. El organismo belga será el primero que conocerá los resultados del análisis del EMMI y previsiblemente este los compartirá con los que forman el comité en los primeros días del próximo abril. También están el BCE y otras comisiones de valores como observadores.
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