La deuda de España afronta tres semanas clave reforzada como la opción preferida en la periferia y con la prima de riesgo al borde de sus mínimos desde 2010. El rebrote de las alertas inflacionistas, detonante de la corrección desatada en las Bolsas mundiales durante el pasado mes de febrero, acabó truncando la mejora que había registrado la prima de riesgo de España.
El pasado 7 de febrero el diferencial de rentabilidad de deuda entre España y Alemania se estrechó a sus niveles más bajos desde el año 2010, con mínimos intradía por debajo incluso de los 65 puntos básicos. El principal estímulo para esta mejora fue la subida de ráting anunciada unas semanas antes por Fitch. En ese momento el interés exigido al bono español a diez años se situaba justo por debajo del 1,40%.
Mes y medio después, a pesar del continuo debate sobre la próxima retirada de los estímulos por parte del BCE, la rentabilidad del bono español a diez años ha registrado sus cotas más bajas desde finales de 2016, por debajo incluso del 1,30%. Gracias a esta mejora, la prima de riesgo de España está a un paso de asaltar de nuevo los mínimos de 2010 alcanzados el pasado mes de febrero.
El calendario abre la puerta a nuevos estímulos como el recibido en enero, y a la conquista de nuevos mínimos. Las compras de deuda pública española se han acelerado en plena cuenta atrás para la revisión del ráting que efectuará Standard & Poor’s el próximo viernes, 23 de marzo.
Si se cumplen los pronósticos de los analistas, S&P seguirá los pasos de Fitch, la primera de las tres grandes agencias internacionales que devolvió la deuda española al escalón de ‘A’. S&P podría mejorar su calificación crediticia desde el actual BBB+ hasta el A-, en línea con el fijado por Fitch en enero.
Sólo dos semanas después, el 6 de abril, la deuda española recibirá una nueva revisión de ráting, la prevista por DBRS. La agencia canadiense, la única con la que el Tesoro español mantiene el contrato para actualizar su calificación crediticia, ha sido la que ha otorgado una valoración más benévola a España en los años de la crisis. El 6 de abril decidirá si modifica su ráting actual, ‘A (low)’, con perspectiva estable.
Una semana después, el viernes 13 de abril, la deuda de España podría completar el pleno de rátings en el nivel de ‘A’ por parte de las cuatro mayores agencias mundiales. Moody’s tiene previsto actualizar su calificación crediticia, fijada hasta la fecha en Baa2, a un paso del nivel de ‘A’.
La recuperación unánime de un ráting de ‘A’ por las principales agencias mundiales permitiría el acceso de los inversores institucionales más conservadores a la deuda pública española, un respaldo adicional que ayudaría a reforzar la demanda y a rebajar los intereses.
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