En los últimos 10 años ha bajado en 20 puntos porcentuales la proporción de autónomos que cotizan por la base mínima, aunque todavía más de dos millones de trabajadores por cuenta propia elige esta opción, pese a que esto supone una importante merma en las prestaciones que pueden percibir, tanto de jubilación como de maternidad, paternidad o por incapacidad temporal.
De hecho, dos de cada tres autónomos aún cotizan por la base mínima, es decir, un 68,5% de los 3.278.418 trabajadores por cuenta propia inscritos en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (Reta) a cierre del pasado mes de julio. Una cifra aún muy elevada, aunque sensiblemente inferior a la de 2008, cuando este porcentaje era del 83,6%. En el lado opuesto se sitúan apenas 42.947 autónomos (un 1,3%) que eligen cotizar por más de tres veces la base mínima.
Actualmente, la base mínima para los autónomos (persona física) es de 932,7 euros al mes y les corresponde una cuota a la Seguridad Social de 278,88 euros al mes. En el caso de los autónomos societarios, la base mínima está fijada en 1.199 euros, con una cuota de 358,53 euros. Los motivos que explican por qué la mayoría de los trabajadores por cuenta propia elige la base mínima son muchos. «Es cierto que muchos cotizan menos de lo que realmente podrían por sus ingresos, pero también es cierto que a otros les supone un gran esfuerzo pagar incluso esa cantidad», explica Lorenzo Amor, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA).
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