Las grandes compañías españolas que cotizan en el Ibex 35 cerraron 2019 con malos resultados contables. Los seis grandes bancos ganaron de media casi un 20% menos que el ejercicio anterior. Telefónica también empeoró su cuenta de pérdidas y ganancias y Repsol registró pérdidas millonarias. La consecuencia inmediata de estas cifras más sombrías es la caída en el pago de impuestos. La recaudación del impuesto de sociedades, la tercera figura que más aporta a las arcas públicas, cerró 2019 con el primer retroceso desde el inicio de la recuperación económica, en 2014.
Los grandes valores del índice selectivo español, Ibex 35, empeoraron sus resultados contables durante el año pasado. Son apenas 10 empresas, pero con un tamaño tan grande que un mal ejercicio hace perder la recaudación en el impuesto de sociedades. Los grandes bancos, energéticas y operadoras telefónicas redujeron sus beneficios o, incluso, registraron abultadas pérdidas.
La multinacional energética española Repsol cerró con unas pérdidas de 3.800 millones de euros por operaciones extraordinarias. La compañía presidida por Antonio Brufau aprovechó 2019 para sanear su balance de los activos más contaminantes y lanzar su estrategia contra el cambio climático. Telefónica, otro de los pesos pesados del Ibex, redujo sus beneficios un 65% por el impacto de su plan de bajas incentivadas. BBVA (ganó un 35% menos), Santander (17% menos), Caixabank (14%) y Bankia (23%) también cosecharon peores cifras que en 2018. En general, la gran banca redujo de media sus beneficios casi un 20%.
El gran peso de estas compañías sobre la economía española arrastró a la recaudación del impuesto sobre sociedades, que sufrió el año pasado un traspié. Los ingresos por este impuesto sobre los beneficios empresariales retrocedieron por primera vez desde el inicio de la recuperación económica, no superaron la mágica barrera de los 25.000 millones de euros de ingresos, como esperaban los responsables del Ministerio de Hacienda. Y siguen lejos del máximo histórico alcanzado en 2007, en plena burbuja inmobiliaria, cuando llegaron a más de 44.000 millones de euros.
El mal comportamiento de este impuesto a final de año no ha supuesto una sorpresa para la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, porque desde principios de año las grandes compañías cotizadas ya fueron recortando los pagos fraccionados del impuesto —unos anticipos a cuenta de sus resultados futuros que las empresas tienen que hacer en abril, octubre y diciembre—.
“El segundo pago fraccionado disminuyó en cerca de 1.900 millones (un 13,7%) con respecto al mismo pago del año pasado”, avisaba la Agencia Tributaria en el informe de recaudación correspondiente al pasado noviembre. “Para entender esta fuerte caída hay que recordar que el año pasado los pagos tuvieron una evolución peculiar, influida decisivamente por el comportamiento de cinco grandes grupos que tributan de acuerdo al pago mínimo.
Estos grupos declararon pocos beneficios en el primer pago y una cantidad anormalmente alta en el segundo. Eso dio lugar a un nivel de ingresos muy elevado en octubre de 2018 que compensaba sobradamente los malos resultados del primer pago. Este año, al realizar la comparación con ese período, se produce una disminución significativa de los ingresos en esos cinco grandes grupos, explica la Agencia Tributaria.
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