2020 será un mal año para los accionistas de empresas que buscan, además de la revalorización directa de sus inversiones, una jugosa rentabilidad por dividendo. La retribución global al accionista sufrió un descalabro del 20% anual en un segundo trimestre marcado por los confinamientos, en el que es el mayor descenso desde que la gestora de activos Janus Henderson empezó a publicar el índice, en 2009. El recorte fue generalizado en todo el mundo salvo en América del Norte (+0,1%), donde el empuje de los beneficios repartidos por las empresas canadienses contuvieron la sangría. De entre los grandes países europeos, la caída fue especialmente acusada en España (-70%) y Francia (-57%), que arrastraron a Europa (sin el Reino Unido) al farolillo rojo mundial: -40%.
El segundo trimestre suele ser el momento elegido por las compañías europeas para distribuir sus beneficios: las dos terceras partes de los dividendos repartidos en el Viejo Continente se concentran entre los meses de abril y junio. Pero en este 2020 atravesado por el coronavirus, que ha asestado un profundo tajo en las cuentas de resultados empresariales de prácticamente todos los sectores y ha obligado a las empresas a resguardar aún más su bien más preciado en tiempos convulsos —la caja—, la historia es diferente.
Más de la mitad de las empresas europeas, el 54%, optó por recortar en algún grado su retribución a los accionistas. Y las dos terceras partes de esas firmas tomaron una medida aún más drástica: cancelarla hasta nueva orden.
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