Los principales organismos económicos nacionales e internacionales contradicen al Gobierno y advierten de que la economía española crecerá en 2021 muy por debajo del 6,5% que aún sostiene el equipo económico de Sánchez. Firmas internacionales con gran peso en las recomendaciones de inversión, como JPMorgan o Goldman Sachs, sitúan el alza del PIB español en el 4,5%, dos puntos por debajo de la estimación gubernamental, mientras que algunas entidades lo sitúan incluso más abajo (Barclays prevé un 4,3%).
Un diagnóstico que comparten los servicios de análisis de las principales firmas españolas, como Banco Santander, que recorta el crecimiento español al 4,6% este año, también casi dos puntos menos que el Gobierno, o Repsol, que lo acota al 4,7% (1,8 puntos menos). CaixaBank Research lo deja en el 5% y si bien la previsión oficial de BBVA Research es del 5,2%, su responsable de análisis económico, Rafael Domenech, ya advirtió tras conocer el discreto alza del PIB del tercer trimestre (+2%) de que «aumentaba considerablemente la probabilidad de que el crecimiento en 2021 quede por debajo del 5%».
Ninguna de las firmas que han actualizado recientemente sus estimaciones de PIB se acercan ni remotamente al 6,5% al que sigue aferrado el Ejecutivo español. Y han sido muchas. La veintena de casas de análisis que conforman el Panel de Funcas se sumó ayer al tijeretazo masivo en las perspectivas de crecimiento del PIB español, que el consenso reduce al 4,8% en 2021, 1,7 puntos inferior al que defiende el Gobierno, y al 5,7% en 2022, también muy alejado del 7% que enarbolan Sánchez y su equipo económico. Todos los panelistas de Funcas han aplicado, sin excepción, el cúter a sus previsiones de crecimiento.
Pese a esta desautorización masiva de los expertos, avalada por la propia evolución del PIB en los tres primeros trimestres (España ha crecido por debajo del promedio europeo en lo que llevamos de año: un 2,7% anual vs. un 3,7%), el Gobierno sigue encasillado en un cuadro macro que los acontecimientos han convertido en anacrónico, comprometiendo las previsiones de ingresos y gastos que sustentan los Presupuestos para 2022 y, por tanto, la reducción del déficit y la deuda, que ayer alcanzó un nuevo récord histórico al rebasar los 1,43 billones de euros.
Aunque el detonante de esta catarata de ajustes en las previsiones fue la abrupta revisión a la baja del crecimiento del segundo trimestre efectuada por el INE (del 2,8% al 1,1%), refrendada después por el alza del PIB en el tercero (un 2%, frente al 4% que vaticinaba, por ejemplo, BBVA Research), la recuperación se ha visto torpedeada por una batería de riesgos a la baja que han acabado materializándose.
Entre ellos sobresale la escalada de la inflación, fruto de una crisis energética sin precedentes que ha disparado los precios, erosionando la competitividad de las empresas y las exportaciones españolas y laminando el poder adquisitivo de las familias en un momento en el que el consumo privado es indispensable para espolear la reactivación. Eurostat corroboró ayer que la inflación en España coronó en octubre el 5,4%, 1,3 puntos superior a la media de la zona euro y la más elevada de las cuatro mayores economías del bloque. Todo ello aderezado por el encarecimiento de las materias primas y los persistentes problemas en las cadenas de suministro y producción.
Barclays resumió ayer así las razones que han llevado al tijeretazo en las expectativas de crecimiento de España, que de la Champions League de la recuperación ha pasado ahora al vagón de cola: «España va a la zaga de sus pares en la recuperación. Vemos poco probable que las causas de esta debilidad (el débil consumo de los hogares, un sector de la construcción con problemas y una lenta recuperación del turismo) cambien de rumbo a corto plazo».
La inflación, que registra en España sus cotas más altas en casi tres décadas, es ahora una de las grandes chinas en el zapato de la recuperación. El panel de Funcas ha elevado hasta el 2,9% su previsión de IPC medio para este año y al 2,4% la de 2022, aunque sitúa la tasa interanual en el 5,2% en diciembre. Los expertos consultados por Funcas confían en que la espiral inflacionista sea un fenómeno pasajero y vislumbran un paulatino descenso de los precios hasta el 1,1% al cierre de 2022.
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