El Banco Central Europeo (BCE) está obsesionado con olvidar definitivamente las secuelas de la crisis financiera, y una de las principales muestras de ella son aún los elevados activos improductivos o NPL (non performing loans) que tiene la banca en sus balances.
La nueva circular contable IFRS9, que entrará en vigor el próximo 1 de enero, tiene como uno de sus objetivos desatascar los balances de las entidades financieras de estos activos improductivos. Según los últimos datos de la Autoridad Bancaria Europea (EBA en sus siglas en inglés) la banca europea ha ido en los últimos años deshaciéndose de estos activos. Pese a ello, considera que el nivel de morosidad aún se mantiene en un nivel “histórico muy alto”, de 893.000 millones de euros.
La EBA, como el BCE, aseguran que se necesita un mayor progreso en la reducción de los activos NPL (non performing loans), o improductivos –principalmente inmuebles–. Este es, de hecho, el mensaje que también les ha lanzado a los directivos de los bancos que supervisa el BCE cuando en estas últimas semanas (entre noviembre, sobre todo) han ido pasando por los despachos del supervisor europeo.
El objetivo de estas visitas no era precisamente recomendar a los diferentes bancos que se desprendieran de sus activos inmobiliarios. Las reuniones tenían como misión informarles sobre los resultados de los test realizados para comprobar los ratios de capital que deberán mantener en 2018, y del que depende su política de dividendos para el próximo ejercicio, además del abono de los bonos para los ejecutivos de la entidad.
Varias fuentes financieras aseguran que el BCE les ha reclamado de forma muy insistente que aceleren la venta de sus inmuebles. La razón facilitada es que el supervisor pretende que la banca recupere su atractivo para los inversores, o lo que es lo mismo, que mejore su rentabilidad y consiga que esta sea superior al coste del capital como ocurre desde que se inició la crisis financiera hace casi una década.
La rentabilidad de los grandes bancos españoles se sitúa en la actualidad de media entre un 6% a un 7%, mientras que el coste de capital se eleva al 10%, apuntan varias fuentes financieras. Este desfase, no obstante, no ha impedido en los últimos meses que los inversores institucionales acudieran a las ampliaciones de capital que se han realizado en la banca europea. Aunque ahora, coinciden dos fuentes bancarias, los inversores piden planes a medio plazo para que su inversión comience a darles beneficios.
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