Constitución, Imperio de la Ley y Estado de derecho. Estos han sido los tres pilares en los que han incidido los numerosos expertos jurídicos que han pasado durante los dos últimos días por el congreso mundial en Madrid. El Teatro Real tuvo esta mañana como director de orquesta al rey Don Felipe VI, que fue el encargado de clausurar la XXVI edición del World Law Congress. En un discurso precedido a la recogida del Premio Mundial de la Paz y la Libertad, otorgado por la Asociación Mundial de Juristas, afirmó que el premio también «es un reconocimiento a la democracia constitucional española».
En el acto, en cuyos prolegómenos se escucharon varios vítores y gritos de «Viva el rey», Felipe VI se ha reconocido como un «hombre de derecho, convencido de que el respeto al Estado de Derecho en un régimen democrático, no sólo es la garantía de los derechos y las libertades, sino pilar esencial del regular funcionamiento de las instituciones».
Con sus palabras, su majestad, destacaba el Derecho como «el fundamento de la convivencia y de progreso en paz y libertad de sus ciudadanos». Al igual que el Rey, la mayor parte de los asistentes al acto hicieron hincapié en el papel que ha tenido la Constitución Española en sus cuarenta años de vida. «Ha sido y será la guía de todos mis actos. Y garante de la independencia y neutralidad de mi permanente compromiso cívico con España, al servicio de la democracia y la libertad».
Otro de los puntos que Felipe VI ha compartido con el resto de participantes es la creciente preocupación por los populismos y nacionalismos. «Son dificultades que pueden y deben resolverse, no abandonando la democracia, ni renunciando a sus principios o relativizando sus fundamentos, sino fortaleciéndola y mejorándola; esto es, reivindicando su plena validez y vigencia y adaptándola acertadamente, sin desnaturalizarla, a las circunstancias de cada época histórica mediante amplios consensos».
Así, el monarca quiso hacer un llamamiento frente al totalitarismo, la tiranía y la demagogia, para proclamar y defender la legitimidad del pluralismo político, social, territorial, religioso cultural. «Hay que fomentar la convivencia y tolerancia que únicamente pueden darse en el marco de un consenso básico alrededor de unos valores y unos principios comunes»
Previo al reconocimiento a Felipe VI, también subieron al escenario del Teatro Real representantes de la política española y miembros internacionales del comité organizador del acto. Así, Ángel Garrido, presidente de la Comunidad de Madrid, reivindicó el papel que ha jugado la Justicia en el bienestar de la sociedad española. » Hay que hacer un esfuerzo en esta materia equivale a invertir en democracia». Por su parte, el expresidente del Gobierno, Felipe González calificó a la Constitución Española como «resistente y resiliente frente a los tiempos turbios en los que vivimos. Es tan avanzada o más que las contemporáneas a su tiempo»
González no cerró la puerta a una reforma, aunque señala «que los tiempos que corren no parecen fáciles para alcanzar consensos». Sin embargo, concluyó su intervención reivindicando que la Carta Magna hace de España un espacio público compartido, «que tiene ansias de libertad y progreso».
Javier Cremades, copresidente del comité organizador del congreso y socio director del bufete Cremades & Calvo-Sotelo, hizo un viaje atrás en el tiempo, apelando al espíritu reformador que tuvo la Asociación Mundial de juristas. «Fue capaz de poner los pilares de un mundo en paz, apoyándose en la Justicia, en un contexto tan complicado como era el del final de la Segunda Guerra Mundial».
Por su parte, el presidente global de la World Jurist Association, Franklin Hoet-Linares, ha afirmado que la lucha por el estado de derecho es «la primera vocación del jurista. Ojalá esta fuerza impulse a los seres humanos que lo están pasando mal, como en mi país», señaló el venezolano. Por último, Manuel Aragón, el director del Congreso, fue el encargado de realizar la lectura de la declaración de Madrid. «La monarquía parlamentaria es la bóveda de un sistema que establece un verdadero y universal sistema de derecho. Todos los juristas deben comprometerse a mantenerlo», concluyó.
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