La sentencia dictada la semana pasada por el Tribunal Constitucional que avala un despido por faltar al trabajo de forma intermitente , aunque esté justificado con una baja médica, ha supuesto un terremoto en el ámbito laboral. La lucha contra el absentismo y el debate sobre la gestión de las bajas se han convertido con los años en una de las cuestiones que mayor lejanía evidencia entre los sindicatos, los empresarios y de éstos con la Administración. Para empezar, ni tan siquiera existe un acuerdo consolidado en el mundo académico y mucho menos entre los agentes sociales sobre cómo definir el absentismo.
“Desde nuestro punto de vista, sólo se puede hablar de absentismo laboral cuando se trata de ausencias injustificadas, que no tienen una cobertura legal. Las bajas (incapacidad temporal), los permisos retribuidos como el de paternidad o por fallecimiento de los padres responden al ejercicio de nuestros derechos”, asegura Pedro J. Linares, secretario confederal de Salud Laboral de CC.OO. En suma, relacionan el absentismo sólo con el escaqueo en el puesto de trabajo o ausencias vinculadas, por ejemplo, a los problemas en el día a día de parte de los trabajadores para conciliar vida laboral y familiar.
Desde el lado empresarial etiquetan el fenómeno como todo lo que lleva a pagar por horas no trabajadas. En este análisis, es frecuente que haya quejas por casos de abusos y fraude, además de arrojar críticas sobre la gestión de las bajas médicas (ya sean por accidente laboral, enfermedad profesional o afecciones comunes).
“Para los casos de fraude, hay un régimen disciplinario en las empresas”, se defiende Linares. Lo habitual es que los empresarios pongan el acento en la pérdida económica y el impacto negativo en la productividad de la plantilla, un argumento asumido por el Constitucional “junto a la libertad de empresa para justificar en su fallo”, recuerda Ignasi Beltran, profesor Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la UOC.
Tras la sentencia, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, aseguró que “el fraude por absentismo es una enfermedad económica, que sube cuando las cosas van bien y baja cuando van mal”. Además, hizo referencia a “dos clases de absentismo” y abogó por que los trabajadores se recuperen cuanto antes. Estas palabras se alinean con las llamadas de atención por el incremento de las bajas médicas de los trabajadores durante la recuperación económica, una situación que los sindicatos achacan a que, con la crisis, habían caído por miedo a perder el empleo.
A falta de estadística y estudios afinados sobre las ausencias del puesto de trabajo –en especial, si se trata de abordar el peso del absentismo no justificado–, el INE ofrece algunas pistas en su encuesta de costes laborales. En el segundo trimestre de este año, de la media de 149 horas pagadas por las empresas al mes por asalariado, declaran 18,9 no trabajadas: de ellas, 11,6 por fiestas y vacaciones, 5,7 por incapacidad temporal , 0,9 por maternidad, 0,5 por permisos retribuidos (matrimonio, cambio de domicilio…), 0,2 por otras razones.
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