El Ministerio de Trabajo tenía la intención de regular la relación laboral de los repartidores, conocidos como riders, antes de que finalizase el año. Y su intención era hacerlo a través del diálogo social con empresarios y sindicatos. Sin embargo, estos han planteado esta mañana en la primera reunión, que su intención es entrar a debatir la relación laboral del conjunto de las plataformas digitales y no sólo la de los mensajeros.
La futura ley sobre los riders tiene ya hasta nombre: «Ley para la protección laboral de las personas trabajadoras que llevan a cabo actividades de distribución a terceras personas haciendo uso de medios digitales». Y fecha, pues se incluye en el Plan Anual Normativo para 2020 lo que debería estar antes del 31 de diciembre.
Para empezar a negociarla, el Ministerio de Trabajo ha convocado esta mañana a los miembros de la Mesa de Diálogo Social (la misma que negocia los Ertes, el teletrabajo o la Reforma Laboral). Sin embargo, tanto sindicatos como empresarios han hecho ver al secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, que esa mesa no es al ámbito para negociar una reforma meramente sectorial.
Fuentes de los negociadores han explicado que, si la intención del Gobierno es regular los mensajeros, debe trasladar el debate a una mesa sectorial en la que estén convocadas las patronales de empresas como Glovo o Just Eat y a las plataformas que agrupan a los trabajadores.
Además, apuntan que el debate ha quedado muy reducido una vez que el Tribunal Supremo o el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña hayan dictaminado que existe una relación laboral entre estas empresas y los repartidores, cerrando la puerta a los autónomos. Sentencias que se salen de la línea jurídica marcada por el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE).
Sin embargo, tantos sindicatos como empresarios sí están dispuestos a entrar a negociar las relaciones laborales que se están estableciendo en la mayoría de las plataformas digitales, no sólo las de repartidores. Las condiciones de la mayoría de estas empresas no se ajustan a las mismas que se aplican en los negocios ya conocidos como tradicionales, generando en opinión de estos últimos competencia desleal. No sólo en materia laboral, también en impuestos y otras regulaciones.
Durante la última década son muchos los conflictos entre sectores tradicionales y digitales que compiten de forma directa. Entre los más famosos se puede reseñar la pelea entre los taxistas y los cabify y uber o de más atrás, entre los hoteleros o campings y los alquileres turísticos orquestados por plataformas como Airbnb.
Esta primera reunión, dedicada en principio a hablar exclusivamente de los repartidores, ha sido un primer contacto, pues el secretario de Estado Joaquín Pérez Rey ya les advirtió de que no llevaría documentación sobre los riders. De hecho, se ha convocado más bien para conocer la posición de los agentes sociales que, como se ha dicho más arriba, se ha centrado en abrir el foco del diálogo a todas las plataformas digitales.
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