El comercio exterior se enfría, en medio de un clima de pesimismo y desaceleración mundial. Las exportaciones crecieron en España un 1,7% en los seis primeros meses del año, lo que supone el peor dato entre enero y junio desde el registrado en el 2014. La nota más negativa la proporciona el importante sector del automóvil, que experimentó una caída interanual en sus ventas al exterior del 5,7%. En Catalunya, el descenso fue aún más acusado, ya que las fábricas de automoción exportaron un 11% menos que en la primera mitad del 2018.
Con unas importaciones creciendo al 1,6%, el déficit comercial en este primer semestre escala hasta los 14.711,8 millones de euros (0,9%), el nivel más elevado de los últimos siete años. “Las exportaciones crecen a un ritmo débil, una tendencia liderada por el desplome del sector del automóvil, pero que se extiende a los bienes de consumo duradero y otros productos. Sólo parecen salvarse, por ahora, las exportaciones de bienes de equipo”, resume Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas.
Según las estimaciones del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, publicadas ayer, el flojo comportamiento de la automoción restó un punto porcentual al crecimiento global de las exportaciones –nueve décimas vinculadas a la venta de vehículos y una, a la de componentes–. El frenazo tiene que ver con menores compras de coches fabricados en España por parte de Turquía y Francia, así como, a cierta distancia, en Países Bajos y Portugal. El enfriamiento también contagia a las importaciones de automoción, especialmente de componentes, al reducirse las compras sobre todo a Francia, además de Alemania, Eslovaquia e Italia.
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